El corazón del centro de Benidorm, el casco antiguo, se ha erigido este verano en el epicentro de la disyuntiva que se plantea en una potencia turística de la envergadura de Benidorm, y máxime durante la temporada alta, cuando su aforo (hoteles y apartamentos turísticos ) está abarrotado. Las quejas más comunes de los residentes en esta área de la urbe están relacionadas con los ruidos que generan los locales de ocio.

Este verano a la contaminación acústica se ha sumado otra denuncia no menos importante: la ocupación de la vía pública por parte de los terrazas de bares y restaurantes. Este conflicto de intereses tuvo su primer episodio en el enfrentamiento entre vecinos y hosteleros de la plaza del Rincón Español. Pero al final del verano, fue una reivindicación unánime de los tres asociaciones de vecinos del centro. El gobierno ya ha tomado nota, y ha excluido a esta zona de la ampliación de los horarios.