Una fecha en el calendario que Benidorm celebra prácticamente todos los días del año. La ciudad festejó ayer el Día Mundial del Turismo con diversos actos organizados por la Fundación con el objetivo de reconocer la labor del empresariado, pero también de los miles de turistas que viajan a la ciudad todos los años. Por eso, hubo actos por partida doble. Uno, el oficial, en el que se entregaron las distinciones «Ciudad de Benidorm»; y otro, el lúdico, que se desarrolló en la calle Gerona y en el casco antiguo, donde hubo paella gigante, conciertos y una ruta de tapas para el público.

El salón de actos del Ayuntamiento acogió a una numerosa representación de vecinos, políticos, empresarios locales y representantes institucionales, para asistir a la entrega del reconocimiento a cuatro «figuras clave» en el desarrollo turístico de la ciudad. El Hotel Bilbaíno, primero en abrir sus puertas en el año 1926; la cadena hotelera Servigroup, primera en volumen de plazas en la Comunidad, y su presidente José María Caballé; y el touroperador Jet2 Holidays, tercer mayorista del Reino Unido, fueron los elegidos este año por la Fundación de Turismo para reconocer su impulso a la industria, en unos premios a los que se sumó también una mención especial a Aquagest Levante, concesionaria del agua y del servicio de alcantarillado en la ciudad, al ser «Turismo y Agua» el lema elegido este año por la OMT para conmemorar el Día del Turismo.

Durante el homenaje, todos los premiados coincidieron en destacar el potencial de Benidorm y la apuesta de sus ciudadanos en los últimos sesenta años por crear un destino turístico de primer orden. Y lo mismo hicieron tanto el alcalde Agustín Navarro como la edil de Turismo, Gema Amor, quien hicieron hincapié, además, en la importancia del agua para una ciudad que se comenzó a gestar sin disponer apenas de recursos y que, ahora, «es una de las más eficientes del mundo» y «reconocida como modelo de sostenibilidad».

Al margen del acto institucional, la conmemoración del Día Mundial del Turismo se completó con la elaboración de una paella gigante y la celebración de conciertos hasta las dos de la madrugada en la calle Gerona, principal foco de atracción del turismo inglés, así como una ruta de tapas para vecinos y turistas nacionales en el casco antiguo, la que se sumaron 40 bares.