El arroz como munición. Las veintidós compañías de Moros y Cristianos de La Vila Joiosa llevaron a cabo ayer su último enfrentamiento, en el que las armas utilizadas no fueron arcabuces ni espadas, sino el cuchillo y el tenedor. El objetivo de la contienda era conseguir uno de los cinco galardones que el jurado otorgó a las paellas más exquisitas.

La Vila dejó ayer de oler a pólvora para oler al humo de la leña, en la que se cocinaban las paellas de cada compañía de Moros y Cristianos. Hasta el recinto del Xarquet se trasladaron alrededor de 4.000 festeros, entre las 13.00 y las 16.00 horas, ataviados con ropa veraniega, sombreros y gafas de sol para que les fuera más fácil aguantar los rayos del astro solar que ayer lucía en La Vila. Los vileros se mostraron contentos y no dudaron en moverse al compás de la música que se oía tanto de los altavoces de una cadena, como de las tradicionales bandas.

Los miembros más expertos en materia culinaria de las compañías se esforzaban en cuidar los más mínimos detalles, para que el resultado de su paella asombrara al jurado y les otorgaran uno de los cinco premios.

Mientras tanto, los festeros de menos edad se concentraron en el centro del recinto cargados de diferentes sustancias con el fin de arrojárselas unos a los otros y acabar totalmente manchados. Harina, polvos de talco, ketchup, champú, entre otros elementos, fueron los elegidos por los jóvenes para ensuciar a todo aquel que se le cruzara en su camino. A esta actividad no oficial se le denomina «la brutangà», y originariamente surgió de la iniciativa de los festeros de utilizar los ingredientes que sobraban tras cocinar la paella para manchar al resto de compañeros.

Pasadas las 15 horas, el jurado hizo público el resultado de la puntuación asignada a las cinco mejores paellas. Los miembros que formaron el tribunal culinario fueron: Jaime Lloret, alcalde de La Vila; Xaro Escrig, edil de Fiestas; Pepito Giner, pregonero de este año; Elvira Elordi, del restaurante Casa Elordi; y Juan de la Peña, cocinero.

El jurado dictaminó que la paella merecedora del primer puesto fuera la cocinada por la compañía de La Guardia Negra. En segundo puesto quedó la compañía de Artillería del Islam. Los Almogàvers, que este año ostentaban el reinado cristiano, consiguieron el tercer puesto. La cuarta posición fue ocupada por los Moros Pakkos y, cerrando la lista de los ganadores, la quinta posición fue para la compañía de los Destralers.

Tras la entrega de premios, los festeros continuaron la fiesta bajo la espuma que disparaba un gran cañón. Y, finalmente, una cuba de agua fue la encargada de refrescarlos y de limpiar a aquellas festeros que se encontraban sucios.

Hoy finaliza la fiesta de Moros y Cristianos de La Vila con el desfile de carrozas, en el que participan los niños de las 22 compañías, desde las 20 horas. Empieza en la calle Ciudad Requena y termina en el templo de Jesús Resucitado.