«El que camina sobre el fuego, no tiene miedo a quemarse». Así presentaba ayer su carroza el Rey Moro de La Vila Joiosa, Miguel Llorca, que lideró, junto a su compañía Moros de Capeta, el desfile de este año del bando de la Media Luna. Durante el recorrido interactuaron con el público, representando un poblado de África donde la luz, el sonido y los aromas mediterráneos como el jazmín y las rosas ambientaron la ciudad.

El desfile que organizó la compañía Moros de Capeta, integrada por unos 120 festeros, reproducía al principio de la marcha un gran zoco, con gastronomía típica, oficios y mucho colorido y vistosidad. Cerca de 700 festeros desfilaron portando sus trajes de gran espectacularidad, con los colores distintivos de cada compañía, con los que las tropas de la Media Luna lucían sus piedras y abalorios que brillaron durante toda la noche vilera.

El conocido diseñador de la localidad, Paco García Galipienso, fue el artífice de los trajes que exhibió la Compañía Moros de Capeta, quien también ideó la vestimenta exclusiva para el Rey Moro, su mujer y sus hijos. Pero primero, para que el público pudiera ver estos trajes especiales, el Emisario se encargó de dar paso al boato del Rey Moro, Miguel Llorca: acompañado por sus escoltas, muchos de ellos amigos del Rey venidos desde Benidorm y Alcoy, entre otros lugares.

Tanto en el desfile Cristiano como en el Moro, las asociaciones y compañías tuvieron un recuerdo especial para las víctimas del accidente ferroviario ocurrido el pasado miércoles en Santiago, colocando un crespón negro en sus respectivas banderas.

La singularidad de las fiestas de Moros y Cristianos de este año no sólo vienen marcadas por el 50 aniversario de la Asociación organizadora, sino que además hoy se vivirá el Alijo y el Desembarco Moro más multitudinarios, según las previsiones del Ayuntamiento de La Vila, que calculan que triplicarán el público asistente por el hecho de que se celebre en sábado. Así, hoy tendrá lugar el Alijo, que simulará el desembarco de contrabando desde el mar. Y al amanecer del domingo, una vez las 33 embarcaciones lleguen a la costa, se producirá la gran batalla del Desembarco Moro pasadas las cinco de la madrugada.