Días antes de que los arquitectos del InTempo, el edificio residencial más alto de Europa ubicado en Benidorm, abandonaran la dirección del proyecto, el jefe de obra del mismo ya estaba en la calle. Aunque no han trascendido los motivos que originaron su despido, este medio ha podido saber que también podrían deberse a los problemas de financiación de la obra. El trabajador era el encargado de mediar entre promotora, dirección facultativa y resto del personal a pie de obra, una tarea que le hacía estar al día de las demoras en los pagos y en las rebajas que se aplicaban de forma unilateral al coste de los materiales, por parte del Proyect Management del banco.

El despido del jefe de obra se produjo a comienzos de mayo, apenas unos días antes de la marcha en bloque de toda la dirección facultativa, compuesta por arquitectos y arquitectos técnicos de los despachos Olcina y Raduán Arquitectos y Pérez Guerras Arquitectos Asociados. En este caso, sin embargo, la marcha fue voluntaria, causada por la «pérdida de la confianza que siempre debe existir en la relación que se establece entre cualquier profesional y la persona que lo contrata, en este caso en la relación promotor-arquitecto», según declararon ayer en un comunicado.

En el escrito, explican que «desgraciadamente las circunstancias económicas impusieron un cambio en la gestión promocional de la obra» con la intervención de una empresa externa de Proyect Management, «sin regulación ni responsabilidad alguna asignada en la Ley de Ordenación de la Edificación». Su intervención supuso, según añaden, una «prevalencia excesiva de las motivaciones económicas sobre las decisiones técnicas de la Dirección Facultativa», que fue derivando en un «detrimento de la seguridad de la obra, de las calidades» de los acabados y del «mantenimiento futuro» del edificio, además de «afectar al diseño inicial del proyecto», que fue cambiado constantemente. Así, «las mayores dificultades» que han encontrado «para terminar el edificio no han sido técnicas sino económicas», como reconocían también, antes de su marcha, los técnicos en la última visita girada a la obra en abril.

El abandono del equipo se ha producido cuando estaba certificada el 83% de la obra, según la certificación de los arquitectos, a falta de terminar las ocho últimas plantas del edificio (que afectan al cono que une ambas torres) así como zonas comunes de jardines y piscina. Unas áreas que ahora han quedado en manos del despacho profesional Pablo Moreno Arquitectos Asociados. Junto a él, queda un último miembro del equipo inicial, el arquitecto técnico Guillermo Campos.

Los exarquitectos del InTempo han afirmado que han intentado mantener «una postura de discreción para no perjudicar a la promoción y finalización del edificio».

La primera «baja», hace un año

Por otra parte, aunque la desbandada de profesionales del InTempo se ha producido en mayo, fue antes cuando se produjeron las primeras «bajas» del equipo inicial que arrancó el proyecto en 2005. En 2010 lo abandonó Antonio del Caz, arquitecto técnico. En enero de 2012, por enfermedad, también se fue la arquitecto técnico Remedios Oltra. Y en junio finalizó su trabajo la empresa de estructuras, Kono, a la que, según fuentes próximas a la misma, «se despachó de mala manera», pues «ni se pagó ni al jefe de obra de la estructura ni a la administrativa, ni facturas de hormigón y acero, ni otras certificaciones». Hoy la empresa reclama a la promotora más de un millón de euros. «El Proyect Management ponía pegas para que Kono no cobrara, como ha hecho con todos», añadieron.