Los hoteles de Benidorm y otros puntos de la Costa Blanca esperan que las últimas revueltas que se están sucediendo en los países árabes provoquen un importante desvío de turistas que permita al sector animar las ventas de última hora. Así lo avanzó ayer el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Antonio Mayor, quien destacó que el trasvase de personas que pensaban viajar a Turquía o a Egipto durante este verano podría ser "muy beneficioso" para los intereses turísticos de la ciudad, ahora con un elevado volumen de visitantes pero con reservas que aún están muy por debajo de los índices alcanzados en los meses de julio y agosto de 2012.

Mayor reconoció que la ciudad no será el primer destino que elijan como alternativa los turistas extranjeros que tenían previsto viajar a esos países árabes, y cuya situación política podría generar un trasvase cercano al millón de viajeros hacia España, según los datos que barajan las principales agencias del sector. Ahora bien, aunque todo apunta a que estos miles de británicos, alemanes y rusos cambiarán sus planes para pasar las vacaciones de verano principalmente en destinos de Baleares, Cataluña o Canarias, o en otros países mediterráneos como Chipre o Grecia, Mayor recurrió a la famosa teoría de los vasos comunicantes para asegurar que la Costa Blanca, y sobre todo Benidorm, también serán grandes beneficiados de este desvío: "Si a ellos les va bien, a nosotros nos irá bien", aseguró el presidente de la patronal turística, quien a continuación ahondó en esta frase. A juicio de Mayor, "cuantas menos plazas disponibles queden en otros destinos nacionales, más turistas españoles y europeos que esperan a la última hora acabarán optando por Benidorm, y el efecto rebote será importante".

Y hace falta. Porque aunque la ciudad acaba de cerrar la mejor primavera en volumen de ocupación de los últimos diez años, con datos desde marzo a junio muy por encima de los niveles registrados antes de la crisis económica, las ventas para el verano están yendo peor de lo esperado. El presidente de la patronal reconoció ayer que las reservas de última hora en el mes de julio han sido "más flojas" que en el año anterior, debido a la contracción del mercado nacional pero también a que el clima en Gran Bretaña está siendo bueno: "En 2012 Inglaterra tuvo el año de más lluvias en los últimos dos siglos y eso hizo que muchísimos ingleses vinieran en verano a Benidorm. Ahora el tiempo no está acompañando a nuestros intereses", agregó.

A todo ello se suma el hecho de que las previsiones para agosto tampoco son de momento demasiado halagüeñas. Mayor avanzó que los hoteles de Benidorm tienen todavía sin vender entre el 25 y el 30 por ciento de sus plazas para el próximo mes, aunque matizó que las campañas promocionales que se están desarrollando en el mercado nacional acabarán por animar el consumo: "No hay que ponerse demasiado nervioso, porque Benidorm siempre acaba teniendo buenos datos", indicó el hotelero, quien no obstante sí consideró que otros destinos de la Comunidad con alta dependencia del mercado nacional, como Gandía, Peñíscola o Dénia, "sí pueden acabar cerrando un verano complicado".

Un informe alerta de que la rentabilidad no se recuperará en 10 años

Cuesta relativamente poco bajar los precios y mucho volver a recuperar la rentabilidad perdida. Esta es una de las principales conclusiones que expusieron ayer ante diversos representantes del sector los responsables de una encuesta de perspectivas turísticas para 2013 desarrollada por Deloitte. Los expertos calificaron la pérdida de rentabilidad del sector hotelero como el "talón de Aquiles" de la industria turística en la actualidad y recordaron que, en las últimas crisis, cuando también se produjeron guerras de precios similares a las de la actual, costó diez años volver a recuperar los niveles de rentabilidad anteriores. Durante la presentación del estudio, Beatriz Martín, la encargada de exponer las conclusiones específicas sobre Benidorm y la Costa Blanca, reconoció que "en términos de ocupación, Benidorm poco más puede hacer". De hecho, tal y como refleja el estudio, la ciudad registró durante el pasado año niveles de ocupación global similares a los de grandes capitales europeas como Londres o París, y por encima de otras como Madrid, Barcelona, Bilbao o Amsterdam. Ahora bien, sí llamó la atención sobre el precio, la preocupación del sector sobre los bajos niveles de rentabilidad y por la forma de captar nuevos turistas.