Prevenir a dos turistas británicos para impedir que les robaran la cartera y otros objetos de valor le ha costado caro, muy caro, a Pedro, un comerciante de la calle Filipinas de Benidorm, enclavada en el barrio del Rincón de Loix y en el corazón de la conocida como "zona guiri" de la ciudad. Su acción se ha saldado con un fuerte hematoma en un ojo y cuatro puntos de sutura en la ceja, además del necesario traslado en ambulancia al hospital y la imprescindible indignación, al haberse visto a sí mismo convertido en víctima directa de unos hechos que vecinos y empresarios llevan años denunciando. Y a los que el Ayuntamiento sigue sin poner remedio.

Dos hombres, al parecer de nacionalidad rumana, propinaron el pasado sábado una paliza a este joven comerciante cuando intentaba evitar un robo a un matrimonio del Reino Unido que pasaba unos días de vacaciones en Benidorm. Los hechos ocurrieron minutos antes de las seis y media de la tarde, a plena luz del día y cuando decenas de turistas comenzaban a agolparse en esta zona para pasar una tarde-noche de juerga, sin que ninguna de estas cuestiones supusiera ningún impedimento para los agresores. La pareja paseaba por delante del supermercado donde trabaja Pedro y él, al ver cómo les acechaban hombres y una mujer para robarles, salió del local a gritos para reprender esta acción y avisar a los turistas. "Entonces se me echaron los tres encima, pusieron a la chica como escudo para que no me pudiera defender, y me dieron varios puñetazos, incluso por la espalda, hasta que me tiraron al suelo", relató ayer a este diario, aún con indignación por lo ocurrido.

A salir otros comerciantes de la calle alertados por lo que estaba ocurriendo y dar parte a la Policía, los agresores emprendieron la huida cada uno hacia una dirección distinta, aunque fueron localizados después por los agentes, que procedieron a su detención. Aún así, la víctima denuncia que el arresto no ha servido de nada: "Esta misma mañana -por ayer- me he encontrado a uno de ellos y he tenido que soportar que me aguantara la mirada, porque lo más grave de todo es que parece que actúan con total impunidad porque saben que los hurtos son delitos menores y la Policía tiene las manos atadas", lamentó mientras recibía numerosas visitas de gente conocida preocupándose por cómo se encontraba.

"No es un hecho aislado"

Tanto Pedro como muchos otros empresarios de la calle Filipinas y otros viales del Rincón de Loix, insistieron ayer en que, lo ocurrido a este joven, "no es un hecho aislado. Aquí hay hurtos todos los días, muchos, y la falta de seguridad es un problema que tenemos que soportar a todas horas", explicó Pepo, otro comerciante, junto a más vecinos que prefirieron no exponerse públicamente por la situación de inseguridad a la que, según indican, están sometidos de continuo.

Pese a no ser un hecho aislado, la agresión a Pedro ha acabado por agotar la paciencia de los comerciantes de la calle Filipinas. Por eso, ayer, se desplazaron hasta el Ayuntamiento de Benidorm para intentar reunirse con el alcalde Agustín Navarro, exponerle los hechos y trasladarle su malestar. "No nos ha recibido, pero sí un responsable de Seguridad Ciudadana, que nos ha dicho que estudiarán qué se puede hacer", aseguró ayer la víctima de la agresión.

Aunque la solución, al menos para los afectados, está clara. Reclaman que haya presencia policial continua en la zona, como ya anunció públicamente hace más de un año el primer edil, cuando ya denunciaron otra ola de robos e inseguridad de la que se hizo eco, incluso, la prensa británica. A su juicio, la presencia a todas horas de agentes de Policía Local y Nacional permitiría disuadir estos hechos delictivos que, para los afectados, trascienden de simples hurtos por parte de carteristas. "Esto es una red organizada, porque cambian cada día y van de aquí para allá. Utilizan a mujeres como reclamo sexual cuando los turistas han bebido y, cuando se despistan, se les tiran como hienas para robarles lo que llevan", explican.

Su indignación es tal que, si no actúan los Cuerpos de Seguridad, se están planteando incluso contratar seguridad privada en la calle. "No queremos que algo así, o más grave, vuelva a ocurrir", afirman.

Carteles en árboles y farolas para prevenir

Hartos de ver diariamente hurtos a turistas, además de denunciar públicamente estos hechos, los vendedores de la calle Filipinas han decidido emprender por su cuenta una campaña para alertar a los británicos de la inseguridad del barrio. Para ello, han colocado en árboles y farolas de esta vía carteles con el siguiente texto: "Tenga cuidado. Carteristas y ladrones de bolsos actúan en esta zona. Mantenga sus pertenencias a salvo y ocultas". Además, también les advierten cuando compran en sus establecimientos.