Suele ser un organismo prudente y comedido, pero cuando explota, arde Troya. Y ayer explotó. El Consejo Vecinal de Benidorm presentó un escrito ante el Ayuntamiento en el que exige el nombramiento "inmediato" de una comisión de investigación que esclarezca las razones por las que las arcas municipales deberán pagar en el plazo de un mes 4,1 millones de euros a un propietario de Foietes por la expropiación de una parcela de 4.000 m2. Es la gota que colma el vaso: en realidad, el comunicado de los vecinos es un contundente golpe en la mesa, un "basta ya" al goteo de noticias que siempre acaban perjudicando los intereses de los ciudadanos en forma de sentencias adversas para Benidorm, desde la declaración de ilegalidad de edificios como la estación de autobuses o el mercado hasta la anulación de planes como el de Armanello. Sólo que el de Foietes es un asunto más sangrante porque además afecta a los bolsillos de los ciudadanos en plena crisis.

Como se recordará, la pasada semana el TSJ dictó un auto en el que ordenaba al Ayuntamiento abonar 4,1 millones de euros por unos terrenos que hace siete años, en 2006, fueron valorados por el Jurado Provincial de Expropiación en tan sólo 470.000 euros, esto es, casi diez veces menos. El problema se originó cuando el propietario del suelo recurrió ante los tribunales ordinarios de justicia esa valoración del jurado y el Consistorio, cuyo edil de Urbanismo era entonces el popular Manuel Agüera, no se personó en el proceso judicial y por lo tanto no defendió los intereses municipales.

Esa "falta de oposición en el momento procesal oportuno del Ayuntamiento de Benidorm" es considerada ahora por el Consejo Vecinal como una "situación gravísima". El ente vecinal agrega que "en un momento en el que el pueblo de Benidorm se debate en una crisis histórica y se aprueban draconianos planes de ajuste económicos que trasladan sacrificios ya difícilmente soportables a los ciudadanos, nos enteramos de que, por la desidia e irresponsabilidad de algunos de nuestros gobernantes de tiempos pasados pero muy recientes, el Ayuntamiento y por ende los vecinos de Benidorm van a tener que pagar una astronómica suma que no tiene".

Para el Consejo, esta situación no puede quedar impune. "Este Consejo reclama que se investigue con absoluta claridad cómo se han producido los hechos y quienes intervinieron en los mismos, exigiéndoles responsabilidades políticas, civiles y si fuera menester penales". "Los políticos deben asumir que tienen que responder de sus actos ante los ciudadanos y que de una vez por todas su impunidad tiene que terminar", dicen en mayúsculas en el comunicado.

A pesar de que la cuestión de Foietes ha sido objeto de diatriba política, hasta ahora nadie había hablado de responsabilidad patrimonial. Los vecinos lo hicieron ayer. Su comunicado no alude a ninguna sigla política. Todos los focos apuntan al PP. Falta saber a qué PP. El asunto empezó a tramitarse bajo la Alcaldía de Vicente Pérez Devesa, en aquella época en la que debían pagarse astronómicas expropiaciones por una serie de terrenos. El CDL, actua socio de gobierno del PSOE, se considera heredero del "perezdevesismo".

Ahora bien, es verdad que cuando Agüera decidió no personarse en el proceso, ya gobernaba la ciudad Manuel Pérez Fenoll, vinculado a la actual dirección de los populares locales. Ayer durante el pleno, su portavoz, Antonio Pérez, explicó que si en 2006 el Ayuntamiento no participó en aquel pulso judicial fue por decisión de los técnicos. Y que si en mayo de 2009 el Consistorio siguió sin defender sus intereses ante el TSJ fue porque no ya era parte del proceso judicial. No obstante, Pérez señaló que el gabinete popular intentó entonces negociar con la propiedad una solución que se habría frustrado ya con el PSOE de Agustín Navarro en el poder y cuando las arcas municipales, a esa altura de la batalla en los tribunales, sólo tenía que pagar 1,5 millones.

Mientras Pérez hablaba, la edil de Hacienda, la socialista Natalia Guijarro, fue indignándose por momentos al considerar que el PP quería hacer dejación de sus responsabilidades. Navarro lo vio: y ordenó un receso de "cinco segundos". Guijarro, indignada, abandonó entonces la sala. Después, regresó. Seguía muy enfadada con Pérez.