­«Están jugando con nuestros hijos», «sólo les importa el dinero», «el Ayuntamiento ha gestionado esto muy mal», «vergüenza les tenía que dar». Estas fueron las frases de bienvenida con las que se encontró ayer la nueva empresa adjudicataria (Eulen) de la Escuela Infantil «El Tossalet» de Benidorm por parte de los padres de los alumnos y de las hasta ahora trabajadoras del centro.

Padres y empleadas acudieron ayer a la escuela para mostrar su indignación ante el brusco cambio de manos del centro, ya que la llegada de la nueva adjudicataria del servicio ha supuesto también la desaparición de todo el personal, algo que ha ocurrido de un plumazo y en mitad de curso. Todo porque el pliego de condiciones, elaborado al amparo del Plan de Ajuste municipal, ha primado aspectos económicos, como reconocen en el Consistorio.

Tras las vacaciones, padres y niños se encontraron ayer con caras nuevas en todas y cada una de las funciones de la escuela, desde la directora, a las educadoras, las cuidadoras y hasta el cocinero y con muchas preocupaciones, dudas, quejas e interrogantes. «Nadie nos garantiza que sepan siquiera cuáles de los niños son alérgicos, celíacos o tienen cualquier otra necesidad», «cómo vamos a confiarles nuestros hijos a esta empresa cuando no han sido capaces de contratar en condiciones a las chicas que había para que el cambio fuera gradual», «¿por qué el Ayuntamiento no ha obligado a la empresa a asumir a la plantilla?», lamentaban los padres.

Un técnico municipal y una responsable de Eulen acudieron ayer a dar explicaciones que no parecieron convencer, ya que muchos padres optaron por no dejar a sus hijos en el centro. De hecho, ante la vuelta de vacaciones y la decisión de muchos de llevarse a los niños al trabajo, ayer, sólo 8 menores de los 66 matriculados se incorporaron a la escuela.

Las antiguas maestras no podían contener las lágrimas mientras mostraban las cartas de su empresa y los artículos legales en los que se les decía que «debían» haberlas subrogado. Desde el Ayuntamiento, el concejal de Educación aseguró ayer que la ley no sólo «no obliga a exigir en el pliego de condiciones que la empresa adjudicataria subrogue la plantilla sino que lo impide», es decir, según el edil, el Consistorio no podía exigir ese requisito a la empresa. Abogados y sindicalistas de parte de las trabajadoras afirman todo lo contrario y éstas ya han anunciado su intención de actuar por la vía judicial ya que, ahora mismo, ni siquiera tienen una carta de despido.

El Ayuntamiento y la empresa explicaron que se negoció para tratar de asumir a parte de la plantilla y que «ellas prefirieron no firmar». El «contrato basura» que les ofrecían les obligaba a «renunciar a la antigüedad» así como a «bajar de categoría profesional», según las afectadas.

Hoy vuelven a manifestarse.

UN DÍA DE POLÉMICAS

Alimentos refrigerados en un coche particular

Una de las principales polémicas en «El Tossalet» ayer, además de la falta de información sobre los alumnos con alguna necesidad especial que acusaban los padres a los nuevos gestores del centro, fue la «descarga de alimentos refrigerados en la escuela desde un coche particular sin seguir la cadena de frío», según denunciaron los padres allí presentes. «Cómo quieren que les confiemos a nuestros hijos si han traído los yogures en un coche», señalaban los afectados. La portavoz de la empresa adjudicataria Eulen, aseguró a los padres que se trató de un problema puntual: «Es nuestro primer día», dijo. Ante las continuas peticiones de explicaciones por parte de los padres, la portavoz de la mercantil se limitó a asegurarles que «esos yogures no se le van a dar los niños».