Sin nuevas carreteras, avenidas o rotondas, ni nuevos edificios públicos, parques o jardines, sin poder proyectar un nuevo paseo, un parking o una plaza, reformar el alcantarillado o renovar infraestructuras ya existentes. Así se presenta el futuro a corto y medio plazo para La Vila Joiosa, al menos según las previsiones que hay a día de hoy. El municipio tiene por delante diez años sin inversiones, según marca la austeridad del Plan de Ajuste y la necesidad de devolver una deuda que ronda los 30 millones, igualando el presupuesto que tiene el Ayuntamiento para funcionar cada año y que en 2012 está en 34 millones.

Los socialistas desde la oposición aseguran que el gobierno local ha dejado el Ayuntamiento "intervenido y sin capacidad de maniobra" hasta 2022, mientras que el PP, en el equipo de gobierno, confía en que las previsiones no se cumplirán de forma tan dura y asegura que "se está haciendo una buena gestión y los números están saliendo", en palabras del alcalde, Jaime Lloret. Pero, "no se puede solucionar en un año la rémora de bastantes años atrás ¿quién salva una deuda de 23 millones en un año?", dijo ayer Lloret.

Lo cierto es que a día de hoy el Consistorio tiene una deuda que ronda los 30 millones de euros, si contamos deuda comercial, financiera e intereses; una cifra equiparable a todo el presupuesto anual del Consistorio que es de 34 millones, lo que resulta una proporción más que considerable y una carga de la que costará desprenderse en los próximos años.

Pero también es cierto que este desierto de inversiones se ha calculado en base a los ingresos de los dos últimos años que no han sido los mejores en cuanto a recaudación municipal. "Hemos hecho un cálculo en función de lo que se ingresó entre 2008 y 2010 más un 2%, pero en diez años todo puede cambiar y nosotros esperamos que haya más ingresos de los previstos una vez que se reactive la economía", señaló Lloret. El alcalde reconoció, sin embargo, que ahora mismo el Ayuntamiento está "atado en función de esos ingresos calculados" y no tendría inversiones en diez años, pero se mostró optimista: "Si en esos diez años hay más ingresos que los que están en presupuestos, sí se podrán destinar a inversiones y nuevos proyectos" y destacó que en 2015, se habrán terminado de pagar todos los créditos bancarios pendientes a excepción del estatal.

De momento, las nuevas avenidas, paseos o parques tendrán que esperar pues lo primero es tratar de conseguir que cuadren ingresos y gastos porque la liquidación de las últimas cuentas arrojó un remanente negativo de tesorería de más de 20 millones de euros.

La deuda

Las arcas vileras deben 13,1 millones del crédito estatal solicitado para hacer frente al pago de proveedores. Hay además un crédito pendiente de unos 4 millones de euros del Plan de Saneamiento, otro solicitado durante el gobierno del cuatripartito de 1,8 millones y otros dos créditos más de importe no precisado solicitado por los populares en legislaturas anteriores, según datos aportados por el propio alcalde. Además, todavía queda más de un millón de euros de facturas a proveedores que están pendientes de pagar, más las facturas que no se hayan abonado de 2012, que tampoco se conocen todavía. El primer edil aseguró que con el crédito estatal se han saldado las facturas pendientes "al 80%".

Y como ayer remarcó el portavoz del PSOE, Gaspar Lloret, toda esa deuda comercial transformada en financiera, se traduce en intereses a pagar. Según los cálculos socialistas, los intereses supondrán más de 700.000 euros al año hasta 2022, lo que se traduce en unos 7 u 8 millones de euros más que se deben a los bancos. Según los cálculos del PP, estos intereses supondrán unos 5 ó 6 millones. Sin embargo, el alcalde también confía en que "puedan bajar porque el interés es variable" en función de la prima de riesgo. En cualquier caso son una treintena de millones los que debe La Vila, prácticamente los mismos de los que dispone al año para toda su economía municipal, lo que sin duda va a dejar poco margen para invertir.

El Ayuntamiento tiene además la obligación por primera vez, según confirmó el alcalde, de rendir cuentas a la dirección Dirección General de Coordinación Financiera, ya que, al no cumplir con los objetivos de estabilidad presupuestaria, como ha constatado el informe de Intervención, será uno más de los ayuntamientos que tendrán las financias tuteladas.

3,8 millones de facturas no contabilizadas

El último movimiento económico del Ayuntamiento vilero ha sido la aprobación en pleno de una modificación presupuestaria para pagar, según exige el Plan de Ajuste, 3,8 millones de facturas pendientes que no estaban presupuestadas. Se trata de casi cuatro millones de los más de cinco que había dentro de la denominada cuenta 413, una caja donde iban a parar las facturas que no tenían presupuesto adjudicado, es decir, que no se iban a poder pagar. Este dinero estaba ya contabilizado dentro de los 13,1 millones solicitados al Estado para pagar a proveedores aunque no se había registrado en los presupuestos, ya que el Plan de Ajuste permite hacerlo después. Quedan todavía pendientes 1,1 millones en esa cuenta 413.