Poco antes de las últimas elecciones municipales, hace apenas año y medio, el chasquido de las tijeras se oía mañana y tarde en todos los puntos de la comarca de la Marina Baixa. A penas daba tiempo a los periodistas a cubrir tanta inauguración, primera piedra o presentación de algún proyecto emblemático. Parecía como si los alcaldes estuvieran compitiendo no sólo por revalidar su cargo, sino por colgarse la medalla de ser quienes más proyectos ponían en marcha respecto a sus vecinos. Eran sueños y promesas electorales basados en una realidad alejada de la realidad. Espejismos de un futuro imposible de los que hoy solo quedan restos, yacimientos de lo que pudo ser y no fue.

En el mejor de los casos, esos residuos (entendidos literalmente como los define el Diccionario "aquello que resulta de la descomposición o destrucción de algo"), están terminados. Su ruina está en su abandono. En su decadencia por la falta de uso. En los peores casos figuran los cimientos de lo que ya no será. En ambos casos las utilidades con las que se proyectaron son ahora ilusiones imposibles de costear.

En Benidorm está la reina de esas obras en permanente letargo. La todopoderosa mole del Centro Cultural, cuyo presupuesto llegó a cifrarse en 46 millones de euros pese a adjudicarse en 37,5. La promesa se proyecta sobre la avenida Europa, la vía de entrada más importante de Benidorm, como su mayor fracaso. El pasado mayo, tras tomar el pelo durante años a la ciudadanía dando fechas incumplidas para su finalización, el Consell reconoció tener problemas "económicos" para terminarlo y dató su conclusión para 2015. El Ayuntamiento, que tampoco se lo cree, pidió a la Generalitat el mismo mes que al menos acabara la sala más pequeña del complejo. Pero nada se ha movido desde entonces.

En todo caso, no es el único fantasma "público" de Benidorm. En La Cala hay otro: el centro de día que, terminado, no puede usarse por falta de presupuesto. La obra costó 605.000 euros del Plan E-II, más un modificado que elevó un 10 por ciento su coste final. Ese añadido no evitó, sin embargo, que hace diez días las lluvias lo anegaran provocando el derrumbe de dos muros.

Las obras del futuro museo de Boca del Calvari en Benidorm también lucen demora. Su primera fase debía estar terminada el 30 de junio. Hasta hace un mes, en el solar solo se veía una excavadora. El proyecto tiene una partida de 1,6 millones de euros del Plan Confianza que tampoco impidió la parálisis del proyecto por los problemas de financiación con la empresa adjudicataria de las obras. En septiembre se anunció que una nueva empresa reanudaría este mes las obras, para inaugurar el museo en 2013.

También queda inacabada la reforma del instituto Pere María Orts de Benidorm, y sólo los carteles y promesas de otros proyectos que ni llegaron a arrancar, como fue el parque de Foietes (presuntamente subvencionado con 10,9 millones del Plan Confianza); o las Viviendas protegidas de Benidorm de las que nada se sabe.

Cabe destacar aquí otra inversión sin rentabilizar, aunque no se hizo a base de hormigón: los opinómetros. Unos aparatos tecnológicos para dar participación a sus vecinos en los que se gastó casi un millón de euros y que han estado apagados la mayoría del tiempo.

La Vila Joiosa

La vecina La Vila Joiosa también tiene sus fantasmas. Mientras las obras del futuro museo arqueológico continúan, aunque también a paso ralentizado (debía estar terminado, según los plazos dados en la presentación del proyecto), el antiguo colegio de La Ermita, rehabilitado como centro polivalente por medio millón de euros, sigue cerrado a cal y canto, con sus paredes llenándose de humedad.

En el otro lado de la población, en la zona de Palasiet, está lo que se inauguró como "parque arqueológico", con fondos del Plan Confianza. El lugar albergaría piezas de los yacimientos arqueológicos más importantes de la ciudad, que siguen sin verse, limitándose a ser un parque sin apenas mobiliario público y sin un solo elemento que provea de sombra.

Las fuentes de las polémicas rotondas que dan la bienvenida a la ciudad a los visitantes no funcionan. Cada una costó 200.000 euros, y se dijo que serían sostenibles por "los escasos recursos necesarios para su mantenimiento", al contar "con un sistema de recirculación del agua, gracias a la construcción de un foso en cada rotonda", según explicó en su día el concejal del área. Las fuentes de las rotondas, sin embargo, nunca están en funcionamiento.

Tampoco está operativa lo que fue la oficina de Turismo de La Cala. Equipada por la Consellería de Turisme, se cerró por no poder costear su mantenimiento.

La Nucía

En La Nucía, donde se escuchó más la tijera para las inauguraciones, hoy hay momias sin usar. Es el caso del centro de día para mayores que supuso una inversión de más de 850.000 euros, del segundo Plan E. Está cerrado también a cal y canto. Eso sí, hace apenas un mes, su alcalde anunciaba la remodelación del centro para la tercera edad "la Casilla", con un coste de 1,2 millones del Plan ConÞanza, algo que la oposición tachó de "burla" ante la cantidad de infraestructuras "paradas o que van a un ritmo ridículo". Y enumeró: "El Centro de Día, acabado, sin dotar y deteriorándose día a día; el Ecoparque, con sus obras paradas desde agosto; la Ludoteca del polideportivo, solo cuenta con dos operarios; la extensión administrativa de Bello Horizonte, con las obras adelantadas pero parada desde hace meses", además de "centros con una nula actividad" y las fuentes de rotondas paradas por los gastos de mantenimiento.

L'Alfàs del Pi

Tampoco se salva l'Alfàs del Pi, donde su alcalde, como el de La Nucía, lució antes de elecciones otro Centro del Día para mayores dependientes. También iba a ser el primero con el que contaría el municipio de estas características. Si el de La Nucía tendría capacidad para 60 personas, este lo haría para 40, y también fue sufragada la obra con fondos del plan E (gastándose 711.901 euros en la construcción). Hoy, sin embargo, permanece cerrado.

Callosa d'en Sarrià

En Callosa d'en Sarrià, la estructura de hierro de lo que será su auditorio se ha comido cerca de 1,7 millones de euros y el alcalde callosino ha reconocido recientemente que descarta terminarlo porque, de momento, tampoco encuentra fondos para ello. En este caso también se trató del proyecto estrella del gobierno local y estaba pensado para 500 personas. Al final, sin embargo, ni puede usarse y además cuesta a los callosinos unos 9.000 euros por trimestre, en concepto de intereses de demora ocasionados por el crédito solicitado por el Ayuntamiento para cubrir la morosidad de la Generalitat.

Finestrat

Con el Plan E 2010 Finestrat rehabilitó, en su casco histórico, el antiguo cine musical de la calle Fonteta. La rehabilitación daría paso a un edificio de usos polivalentes que comprendería diversas aulas y salas para la enseñanza, además de despachos para asociaciones, "ofreciendo un punto de encuentro para asociaciones y gente joven pues acogerá a su vez el centro de información juvenil". El presupuesto ascendió a 353.934 euros, que a día de hoy han servidos para tener el local cerrado y usado como almacén. La fuente del municipio tampoco va.