El caso del colegio Gasparot de La Vila Joiosa es uno de los más graves. El Síndic de Greuges ya alertó tras una queja de los padres que el centro no cumplía con los requisitos mínimos que marca la ley para ofrecer una educación de calidad y emplazó a la Conselleria a buscar soluciones después de que esta ocupara incluso los despachos de los profesores como aulas por falta de espacio. Las perspectivas de que sus alumnos actuales puedan ocupar algún día un colegio de obra, son cada vez más lejanas.