Durante el último pleno celebrado por la corporación de Benidorm, un murmullo se escapó de los bancos del público cuando el alcalde, el socialista Agustín Navarro, se ausentó por unos instantes de la sesión y su noble sillón fue ocupado por su actual socia política, Gema Amor. Fue todo un símbolo: ya no sólo porque Amor, aunque brevemente, se hacía con el principal lugar jerárquico del Ayuntamiento que tanto tiempo ha ambicionado, sino porque su fotografía presidiendo la sesión justo debajo de la semblanza del Rey escenificaba el fenomenal poder que la líder del CDL ha alcanzado en el principal destino turístico del Mediterráneo desde que firmó su pacto con el PSOE. Y eso es sobre todo -o también- lo que interpretaron los sordos comentarios de los ciudadanos allí presentes.

Todavía es pronto para establecer si la alianza entre socialistas y liberales, de la que ha transcurrido poco más de un mes -exactamente 35 días-, cambiará -para bien o para mal- la vida de los ciudadanos de Benidorm, pero ya puede extraerse una conclusión indiscutible: el CDL -3 concejales frente a 11 de sus socios del PSOE y otros 11 de la oposición popular- es el que manda. Y manda sobre todo la propia Amor, que hace de todo en el Ayuntamiento hasta el punto de que podría concluirse que el pálpito de la vida municipal depende de ella: desde el alcantarillado y las obras contra las riadas hasta el trazado de los "carril-bici"; desde la solución a los apagones estivales hasta las líneas maestras de la promoción turística en todas las fronteras europeas; desde las grandes obras para echarle mano a la deteriorada escena urbana hasta los encuentros con las asociaciones vecinales; desde las pequeñas obras para arreglar baches hasta las rondas de contactos con las entidades turísticas.

Una habilidad innata

Amor toca tantas teclas en parte y como es bien sabido porque Navarro, para mantenerse en el poder, le cedió carteras fundamentales del Consistorio: Turismo, Escena Urbana, Servicios Generales, Parques y Jardines y Participación Ciudadana. Pero hay algo más. Experta en cuidar su imagen política, la edil del CDL posee una habilidad innata para involucrarse -y para hacer notar que se involucra- en todos los acontecimientos económicos y sociales de la vida de la ciudad, aunque algunos de ellos dependan de las magras concejalías aún en manos de los socialistas: acude a la inauguración de la feria del libro, recibe junto al alcalde a insignes personalidades como el actor Luis Varela, departe con los festeros de Sant Roc, toma partido en la preparación del curso escolar y brilla con luz propia en grandes eventos como el Electrobeach. Y todo eso son fotos, muchas fotos, que se distribuyen a los diferentes estamentos del municipio.

Da así la sensación de que para que el pacto perviva, cualquier iniciativa municipal debe llevar aparejado el contrapeso de la líder del CDL, quien emite declaraciones institucionales con un rango casi semejante a las de alcalde: ya sea para reivindicar más inversión al Consell -con el que desde que dejó el PP ha marcado evidentes distancias-, referirse a la problemática de la seguridad ciudadana, tan en boga este verano, o convencer a los vecinos de las virtudes de los presupuestos.

Aunque es evidente que en el PSOE anida cierto malestar por estas circunstancias y que el ascenso a los altares de Amor provocó la defenestración de su antecesor en sus principales concejalías, Juan Ángel Ferrer, los organismos oficiales de la casa consistorial parecen haber asumido con naturalidad esta hegemonía. Un ejemplo: la nota de prensa oficial del pleno del viernes llevaba adjuntada la imagen de Amor presidiendo la sesión en ausencia de Navarro.

Ivorra y Llorca

Y a todo eso no hay que olvidar que los otros dos ediles liberales -y por lo tanto subordinados políticos de la primera teniente de alcalde- disfrutan también de puestos de enjundia: es el caso de Vicente Juan Ivorra, que gestiona Urbanismo -en un momento muy complicado y con planes parciales como Armanello, Murtal o Moralet aún por resolver- o Playas y Medio Ambiente, área que también aporta un buen puñado de noticias en una población como Benidorm donde el litoral lo es casi todo.

Y es también el caso de Miguel Llorca, un veterano de mil batallas que dirige Deportes -más fotos: la concejalía quizás más popular después de Fiestas- y Contratación, otra piedra angular de la vida económica de la ciudad.