En la década de los 80 el edil socialista, Miguel Mozo, dirigió la Concejalía de Policía de Benidorm durante 6 años. Su reto fue hacer incompatible la segunda actividad de los agentes municipales con determinadas profesiones como eran la de portero de discoteca o agente de seguros (trabajos que algunos policías hacían cuando no estaban de servicio y que originaron problemas). Fue una época difícil, sobre todo con quienes consideraron injusta la medida. Aún así, se aprobó por decreto, más o menos cuando el coche del concejal apareció quemado.

Ayer, preguntado sobre aquello y sobre la irrupción en tropel de agentes en el ayuntamiento este miércoles por el recorte de la productividad y amenazando a trabajadores municipales, Mozo optó por rescatar del olvido otro momento "más tenso" que dijo definir mejor el espíritu de la Policía Local de Benidorm. "Pasamos la noche en el ayuntamiento, sin dormir... al día siguiente pasé por casa para asearme y al regresar, encontré en la puerta al jefe de la Policía Local, quien había sido teniente legionario. Se llamaba Santiago González del Bien. Al llegar se cuadró y me dijo, señor Mozo, a sus órdenes y al servicio de la democracia". Era 24 de febrero de 1981, y España aún temblaba con el susto del golpe de Estado que había dado Tejero la víspera.

Ismael Esteve fue concejal de Policía con el PSOE poco tiempo y 3 días antes de dejar de serlo por la moción de censura que dio el gobierno al PP encaró el único encontronazo con los agentes que dice merece mencionar. "Organizábamos el IX Maratón Internacional de Benidorm y me pidieron que aprobara unos pluses por asistencia al acto al ser extraordinario y en domingo. Si no aceptaba no habría agentes para el evento y decidí cancelarlo. Antes de anunciarlo en prensa me llamó el jefe de la Policía diciendo que había suficientes agentes voluntarios y el maratón se llevó a cabo". El entonces presidente del Sindicato Profesional de Policía, José Luis Solbes, declaró a este medio que se apuntaron 130 agentes de 150 que había en plantilla en una "decisión unánime, no fruto de una negociación económica" sino como "homenaje a la labor desarrollada" por el político que se despedía del cargo, algo hoy impensable.

Eventos y heroicidad

El exedil popular Salvador Moll sucedió a Esteve en Seguridad Ciudadana. Ayer recordó las infructuosas negociaciones que vivió en 1992, los días previos al Mundial de Ciclismo. "Pese a los esfuerzos no nos pusimos de acuerdo y las negociaciones se rompieron. Aun así, el evento se celebró y la profesionalidad de los agentes fue extraordinaria, muchos prestaron servicios que no les correspondía y nos felicitaron por el trabajo hecho en un momento difícil", declaró.

En 2005, la Policía Local volvió a ponerse en jarras pidiendo mejoras salariales. El concejal del área, Francisco Saval, se niega a hablar sobre el tema. En todo caso, fue Moll quien firmó la solución al problema como concejal de Recursos Humanos. Fijó un plus a los agentes de 240 a 276 euros mensuales para evitar el absentismo laboral. El complemento llegó tras 9 meses en los que se contabilizaron hasta 10.000 días de baja en una plantilla de 280 agentes. El PSOE, en la oposición, pidió explicaciones sobre "la epidemia" que "causó en un solo un día hasta 39 bajas laborales". Hoy, en el gobierno, los socialistas ven cómo la retirada de ese complemento y los de productividad amenaza con dejarles la calle sin efectivos.

José Ramón González de Zárate, del PP, se enfrentó a la jefatura anulando una orden que reubicaba a casi 70 agentes. Lidió con carencias que arrastraba la Policía desde hacía una década y vivió momentos de tensión sobre todo en periodo electoral que prefiere no citar. Habla de otros, de "las inundaciones en las que varios agentes salvaron la vida a ancianos del camping del Rincón que queríamos cerrar..., un incendio en el que el humo afectó a 12 policías que se quedaron encerrados en la onceaba planta de los Playmon para ver si había gente, o su profesionalidad en el Europeo de fútbol cuando jugó Inglaterra".

José Bañuls fue concejal de Seguridad con el PP, y luego con el PSOE hasta 2011 (al protagonizar la moción de censura que dio a Agustín Navarro la alcaldía por primera vez). Guarda un grato recuerdo y no haber vivido ningún momento tenso. Como los demás, manifiesta un profundo respeto al colectivo que ilustra con su actitud en el incendio de La Nucía de 2009 que obligó a desalojar a unas 5.000 personas. "Antes de que nadie les llamara oficialmente más de 60 agentes se presentaron voluntarios".

Política frente a la actitud

Con sus recuerdos, quienes dirigieron al cuerpo defienden su predisposición al diálogo y profesionalidad frente a los problemas que arrastran y que mellan su imagen, ya de por sí difícil como funcionarios que ponen multas.

El primer problema, que algunos pierden los nervios cuando una de sus obligaciones es velar porque no la pierdan los demás protestando como les venga en gana. Y el segundo, que a veces la política pesa más que lo demás, que el talante negociador. La hemeroteca da cuenta con el mutismo mantenido durante años por el sindicato que ahora lidera las reivindicaciones del colectivo, y con el mutismo que ahora ejercen quienes abanderaron hace años otras protestas.

El último ejemplo lo dio el miércoles el propio presidente de la Junta de Personal que irrumpió junto a sus compañeros en alcaldía y gabinete de prensa en busca del asesor al que atribuyen comentarios denigrantes sobre la Policía, en una actuación que podría acabar en los tribunales. En su día, puso en duda las acusaciones de otros sobre acoso laboral y deficiencias en las instalaciones policiales que corroboraron Fiscalía (cerrando los calabozos) y Ministerio de Trabajo. Aún así, siempre hay tiempo de paliar los pasos mal dados. El pasado lo demuestra.