Las esperanzas de Benidorm recibieron ayer un jarro de agua, más que fría, congelada. Durante la reunión del Consejo Autonómico de Turismo, la consellera del ramo, Lola Jonhson, anunció que el Gobierno central ha aplazado al menos por un año la inclusión en su nuevo plan integral de los cambios legales que permitirían a poblaciones como Benidorm ser declaradas municipios turísticos y por lo tanto incrementar de forma notable la financiación que reciben de las arcas estatales. La capital de la Costa Blanca anhelaba ese aumento de las ayudas económicas de Madrid por dos razones muy serias: en primer lugar, porque le permitiría relanzarse como destino turístico al recibir más dinero para renovar su planta hotelera, remozar su trama urbana y potenciar infraestructuras y servicios. Y en segundo lugar, y de modo aún más urgente, para incrementar los recursos económicos del Ayuntamiento después de que no se haya aprobado el famoso plan de ajuste, lo que ahora abocará a destinar buena parte de las actuales transferencias del Estado que recibe Benidorm -unos 15 millones anuales- a pagar la deuda a proveedores.

Lo sorprendente es que durante una reunión celebrada en marzo en Canarias, Johnson le pidió al ministro de Turismo, José Manuel Soria, que Benidorm fuera, efectivamente, municipio turístico. Entonces, hasta recibió por ese gesto la felicitación del concejal de Turismo de la ciudad, el socialista Juan Ángel Ferrer. Pero ayer todo cambió: la consellera explicó que al Ministerio no le da tiempo a incluir esa petición en su plan integral, ya que pretende presentar el borrador del mismo en mayo. Para que Benidorm sea municipio turístico es necesario modificar la Ley Reguladora de Haciendas Locales, con el fin de que computen para esa declaración las plazas hoteleras regladas y no sólo el censo de la población. También hace falta variar la Ley de Presupuestos para llevar a la práctica el traspaso de esa ayuda financiera.

Ahora bien, como lo que se juega en el envite es mucho, el Ayuntamiento no quiere quedarse de brazos cruzados. Durante el consejo de ayer y tras escuchar la mala noticia, Ferrer pidió que esos cambios legales sean una prioridad inmediata del plan integral que está a punto de ver la luz y que por lo tanto "se lleven a cabo las gestiones oportunas para que el Gobierno adopte los trámites necesarios que permitan esas modificaciones".

Para el concejal de Turismo es una "cuestión de justicia". No en balde, tanto la ciudad en general como el propio sector empresarial en particular, llevan años, muchos años, reivindicando esa declaración, toda vez que resulta absurdo que Benidorm siga fuera de la nómina de localidades turísticas cuando es uno de los destinos líderes en España. En este sentido, la capital de la Costa Blanca sólo recibe inversiones para una ciudad de poco más de 70.000 habitantes pese a que debe pagar servicios para atender una población con una media anual de 250.000 almas.

A esta incongruencia también aludió por cierto el alcalde, Agustín Navarro, en la carta que le envió al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro el pasado día 3, y en la que le pedía ayuda ante la incierta situación financiera a la que se enfrenta a la ciudad tras el fracaso del plan de ajuste. En este sentido, Navarro le contó a Montoro que la declaración de municipio turístico podría aliviar muchas de las actuales penurias de la población y de su Consistorio.

Marcas y aeropuertos

Por otro lado, en el consejo de ayer Ferrer también formalizó otras tres demandas: que Benidorm pueda formar parte del comité de rutas del aeropuerto de El Altet; que en el plan turístico de marketing, las diferentes marcas turísticas del territorio autonómico -entre ellas las de Benidorm y la Costa Blanca- no se vean marginadas por la hegemonía del logotipo generalista "Comunidad Valenciana", que según Ferrer "lo comprende todo pero no vende nada"; y, por último, que los municipios puedan participar en el nuevo consejo interdepartamental de Turismo de la Generalitat -integrado por todas las consellerias-, una demanda que también hizo suya el alcalde de Gandia, el popular Arturo Torró.

Tranquilidad ante la subida de las tasas

La consellera de Turismo, Lola Johnson, se mostró convencida ayer de que la variación final en el precio de los billetes de avión por la subida del 12,9% de las tasas aeroportuarias "no va a afectar la llegada de turistas" en el aeropuerto de El Altet. A pesar de que la asociación empresarial Exceltur cifró en más de 110.000 los turistas que podría perder la terminal alicantina por ese incremento, Johnson se mostró tranquila: "por los estudios que tenemos, estaríamos hablando de una oscilación final en el precio del billete de un 1,6%, una cantidad que entendemos no afectará a la llegada de turistas a nuestros aeropuertos".