Después de la buena nota obtenida durante la Semana Santa, los hoteleros de Benidorm miran con prudente optimismo el verano. Creen que el periodo estival también arrojará buenos dividendos de ocupación. Para ello, confían sobre todo en los emisores tradicionales de la Costa Blanca, aquellos que nunca fallan: Gran Bretaña y, en menor medida, Holanda, Bélgica y Portugal. Pero, eso sí, el sector espera dar al fin un primer paso para diversificar la procedencia geográfica de su clientela. Y, en ese sentido, señala hacia un punto cardinal muy concreto: el Este. El Este de Europa, claro: los mercados emergentes de países con una población muy importante como Rusia, Polonia o Ucrania.

Por partes. En primer lugar, para que su verano funcione, Benidorm necesita seguir recibiendo en tropel a los súbditos de Isabel II. La dependencia de este mercado es absoluta, tal y como lo demuestra el cuadro que acompaña a esta información: más del 70% de turistas internacionales que viajaron a la capital de la Costa Blanca durante agosto del pasado año procedían de Inglaterra y Escocia, frente a sólo el 24% en el resto de destinos turísticos españoles durante 2011. En este sentido, de cara al verano de 2012 había algunas dudas: los británicos cada vez son más reacios a salir de su país, acechados por la crisis. Así, muchos destinos españoles prevén que el número de clientes originarios de ese mercado para esta temporada alta decrezca. Pero parece que éste no va a ser el caso de Benidorm: según recordó ayer la patronal hotelera Hosbec, el último dato de las reservas de británicos para la temporada estival, correspondiente al pasado mes de febrero, mejoraba un 5% el del año pasado. El presidente de esa entidad, Antonio Mayor, aseguró que según las estadísticas de los touroperadores, el pasado mes de marzo también ha sido bueno en las ventas, aunque aún se desconocen datos concretos.

Así pues el sector confía en que el recorte de pernoctaciones británicas que se produjo en Benidorm durante algunas quincenas de este último invierno no se note este verano. Que apenas haya quedado en un susto. También durante el pasado periodo invernal bajaron en algunos instantes la afluencia de belgas y holandeses, pero Mayor espera de igual manera que su presencia durante los próximos meses estivales mantenga el mismo buen tono que el año pasado. Alguna duda más se abre en lo que respecta a Portugal, un país también duramente golpeado por la pésima coyuntura económica y que durante la canícula es fundamental para la ciudad: supone el 10,7% de los turistas internacionales frente al 3,15% en el resto de España.

Nuevas amistades en el Este

Eso en cuanto a los viejos conocidos. Pero también Benidorm ha comenzado a esperar algunos nuevos amigos procedentes del este europeo, en especial de Rusia, donde la Fundación Turismo -en la que están incluidos el Ayuntamiento y las patronales hoteleras- está realizando un importante esfuerzo promocional en forma de participación en ferias, edición de folletos y contactos con touroperadores. Su gran población y el alto poder adquisitivo de algunos sectores de su población hacen pues de Rusia un amigo prometedor. De hecho, Mayor mostró por primera vez su confianza en que esa labor promocional sirva para que el cliente ruso comience a notarse en las estadísticas de ocupación de la ciudad. No en balde, durante 2011 fue el turismo que más creció en España, con un incremento del 41,8% con respecto al año anterior. Pero, eso sí, habrá que tomárselo con calma: será una amistad difícil de conquistar. De hecho, a pesar de el citado aumento, el emisor ruso sólo supone un 1,5% de la tarta total del mercado español. Y en Benidorm, ni siquiera se contabiliza el número de turistas procedentes de ese país sino que, en sus estadísticas, Hosbec los engloba en el casillero general de "Países del Este".

Por cierto, que Benidorm espera que ese casillero no sólo se nutra durante los próximos años de visitantes rusos sino también de otros procedentes de países limítrofes como Polonia -donde la Fundación ha actuado con ofertas especialmente dirigidas a Cracovia- o Ucrania que, según destacó el presidente de Hosbec, "cuenta con un potencial impresionante".

Cuando hay que seleccionar muy bien la promoción

Desde hace años, hay datos que llaman la atención. Por ejemplo el hecho de que mercados turísticos tan importantes para el conjunto de España apenas tengan peso en Benidorm. Es lo que sucede con el alemán (un 15,3% del total de clientes en destinos españoles frente a un 1,3% en la capital de la Costa Blanca), el francés (un 15% frente a un 3,1%), los países escandinavos (un 6,8% frente a un pírrico 0,22%) o incluso el italiano (un 6% frente a otro modesto 1,3%). Son datos que hay que tomar con cautela porque mientras los de España corresponden a todo 2011, los de Benidorm únicamente hacen referencia al mes de agosto de aquel año. Pero de cualquier modo, son un digno síntoma de esta contradicción.

Es evidente que a Benidorm le gustaría expandir su marca por esos países, de alto poder adquisitivo y mucho menos dañados por la crisis que los emisores del sur. Pero lo tiene difícil, al menos en lo que respecta a sus hoteles ya que son mercados muy maduros y que tienen gustos muy definidos que casi nunca se decantan por las plazas hoteleras sino sobre todo por la segunda residencia. De cualquier modo y a más largo plazo quizás sería posible que Benidorm apostara por mirar hacia esas latitudes. Pero no ahora y por otra razón: debido a los recortes en las políticas de promoción de todas las administraciones por culpa, como no podía ser de otra manera, de la crisis hay que seleccionar muy bien donde s concentran esfuerzos para vender un destino. Y, en este sentido, Benidorm por el momento lo tiene claro: hay que mirar hacia el Este de Europa porque es allí donde se encuentran los mercados emergentes con mayor atractivo. a.r.