La fotografía lleva repitiéndose con cierta asiduidad durante los últimos años: personas desempleadas que van de la cola del paro a la de los centros de formación pública donde intentar obtener una matrícula que les permita reengancharse a sus estudios. Los abandonaron años antes de la crisis, cuando podían trabajar sin apenas preparación económica y percibiendo importantes salarios en sectores como la hostelería o la construcción, que vivían épocas de bonanza sin antecedentes en este país. Ahora, y en una coyuntura económica como la actual, se ven ya no sólo en el paro sino también sin estudios. Y con el agravante de que la falta de oferta de cursos formativos por culpa de los recortes en la administración impiden mejorar su bagaje formativo, dificultando así su inserción laboral. De este modo, el drama personal de esta bolsa de demandantes de empleo se acentúa y sus perspectivas de futuro en el mercado laboral se complican.

Esta semblanza social se ha acentuado especialmente en aquellas comarcas que desde hace muchos años fiaron su futuro económico al sector de los servicios, como es el caso de las dos comarcas de la Marina, donde los datos son más que elocuentes: de los 35.805 desempleados que existían en esos dos territorios de la provincia en el mes de febrero, un 69% -más de 24.ooo- no estaba en posesión del grado escolar. A esta categoría pertenecen los demandantes de empleo sin estudio, aquellos que cursaron estudios primarios incompletos o completos, los que poseen programas para la formación e inserción laboral que no precisan de una titulación académica o los que cursaron la primera etapa de educación secundaria sin título de graduado escolar o equivalente, es decir sin concluir la ESO o la antigua EGB. Este último subgrupo es el más numeroso en las dos comarcas: 11.011 desempleados en lo que respecta a la Marina Baixa y 8.857 en la Marina Alta, tal y como puede apreciarse en el cuadro adjunto.

Todos ellos, como tantas otros en el territorio nacional, integran la otra cara adversa de la crisis: de la misma manera que en los últimos tiempos, especialmente en grandes ciudades y entre los más jóvenes, se incrementa el número de personas con titulación universitaria que no encuentra trabajo y que barajan salir a buscarlo fuera de España, a los parados sin estudio ni siquiera les queda esa alternativa. En Las Marinas, el problema de la falta de formación va aún más lejos, toda vez que el segundo grupo más numeroso lo integran aquellos parados que sólo cuentan con el graduado escolar sin ningún otro tipo de título y que ascienden, entre las dos comarcas, a cerca de 5.700.

Según los datos de Comisiones Obreras, extraídos del Servef y que corresponden al mes de febrero porque este organismo difunde sus estadísticas a "mes vencido", el porcentaje de parados que sí tienen el Graduado pero que no alcanzaron la universidad-y entre los que se incluyen el bachillerato y diferentes enseñanzas de grado medio y superior de formación profesional- es de un 26,4%. Una estadística más importante, al menos en términos absolutos, que la de universitarios que engrosan la listas de parados y que sólo alcanza un 4,4%. Aún así el número de parados total en ambas comarcas con un título de licenciatura es considerable -casi 800 personas en las dos geografías analizadas-. En cambio, llama la atención que no exista ningún desempleado que haya concluido un programa de postgrado mientras que sólo 5 cuentan con enseñanzas universitarias de grado, 17 con la de master y 10 con el doctorado.