La sanidad está cambiando y el paciente de la Marina Baixa no tardará en notar los recortes. No sólo porque tenga que esperar más de un año para ir a rehabilitación o porque un diagnóstico cardiaco haya podido demorarse 16 meses, como ha ocurrido ya en algunos casos, sino porque a partir de ahora tendrá que pagar por la tarjeta sanitaria y hasta por el menú cuando esté ingresado si no se conforma con el "menú básico" que va a imponer el Consell. No es lo único. Si necesita una resonancia, por ejemplo, no bastará con que su médico le diga que así es, otro médico por encima de éste tendrá que autorizar y filtrar esa decisión. Es probable también que no se opere ya por la tarde, lo que hasta ahora servía para descongestionar las listas de espera de quirófanos, porque todo se está revisando para "evaluar la relación de coste-efectividad", según la dirección del Hospital.

"No somos unos cuantos protestando porque nos han bajado el sueldo", destacó ayer la presidenta de la Junta de Personal del departamento de salud de la Marina Baixa, Marisa Corcóstegui, quien aseguró que "los recortes van a tener una repercusión directa sobre el paciente". Tan directa como la que está sufriendo ya el personal del departamento, donde se ha reducido la plantilla de varios servicios sanitarios, según denuncian.

El personal encargado de analizar las muestras de tejidos, de dar los resultados de las biopsias o de las citologías cuenta con un trabajador menos. El servicio comarcal de Anatomía Patológica ha pasado de 6 a 5 técnicos en un abrir y cerrar de ojos. "Un servicio central, que se encarga del análisis de muestras para diagnosticar un cáncer, que es un servicio importantísimo", lamentó Corcóstegui. La medida se extiende a otras secciones médicas y administrativas porque, según denuncian los trabajadores, se ha eliminado al personal eventual "sólo con criterios económicos y en una comarca cuya plantilla estructural es ya insuficiente desde hace años para cubrir las necesidades asistenciales de la población, que ha crecido mucho".

"Hasta ahora se hacían apaños, con contratos mes a mes, compensaciones horarias y otros parches precarios que servían para tapar los agujeros de la falta de personal", indicaron desde la Junta de Personal, "pero ahora se han quitado estos contratos de un plumazo", añadieron. La consecuencia directa es que aumenta "un déficit de personal histórico", así como las "listas de espera", las "listas del paro" y la "incertidumbre" de los profesionales.

El personal considera "mezquinos" algunos ahorros, como el que se ha realizado en cocinas, estableciendo un "menú básico" y obligando al paciente a pagar si no está de acuerdo con la comida que se le impone. "¿Nos darán pan y chocolate como menú, sólo un plato de sopa o qué?", ironizaba Corcóstegui. La presidenta de la Junta tildó de "mal gusto que se juegue con la salud así" y aseguró que "la gente no viene al Hospital a un restaurante, viene a curarse. Parece que una buena alimentación ha dejado de ser parte de la sanación del paciente por decreto", criticó.

Desde la gerencia aseguraron ayer que "se establecerá un menú básico común para todos los pacientes, respetando, y por lo tanto manteniendo, las dietas específicas de las patologías que lo requieran, como por ejemplo puede ser el caso de diabéticos, celiacos, etc". "Sólo faltaba que le dieran azúcar a un diabético en el Hospital", decían ayer los trabajadores.

Por otra parte, "se está revisando el programa de autoconciertos para evaluar la relación de coste-efectividad", indicó la dirección del Hospital. La Junta de Personal iba más allá y aseguraba que se ha planteado su supresión. Se trata de las operaciones y actuaciones que se realizan de forma extraordinaria con recursos públicos para reducir listas de espera, como ocurría con la apertura de los quirófanos por las tardes.

También se prevén reducir los conciertos con las clínicas privadas para operaciones o pruebas diagnósticas. Sin embargo, "no se implementan los medios públicos, ni personales ni materiales", con lo que reducirlos, simplemente supondría dejar de hacerlos, criticaron.

Desde la Junta de Personal consideran además "patético" que se tengan que "autorizar" y "filtrar" las decisiones médicas cuando se pide una prueba diagnóstica, por ejemplo, una resonancia, para un paciente, ya que ahora, se ha dado "orden de limitar" las pruebas médicas y las que se prescriban han de ser autorizadas por un superior. "Lo que se está haciendo es revisar las peticiones de pruebas diagnósticas, estableciendo un protocolo para evitar realizar pruebas en cascada, algunas de ellas innecesarias", dice la dirección. "Resulta muy peligroso que la sanidad se reduzca a hacer números", dicen los trabajadores.