El Ayuntamiento de Benidorm ha decidido cerrar el grifo a los institutos de Secundaria de la localidad. Eso sí, lo hace después de haberlo tenido abierto durante muchos años "sin ninguna obligación", tal cual remarcó el concejal de Educación, Rubén Martínez. Era una medida de gracia del Consistorio local, pero lo cierto es que históricamente en Benidorm ningún instituto ha pagado nunca el agua y la luz. Ahora, la crisis, que afecta a todo, incluidos por supuesto los centros educativos, va a llevarse por delante este alivio económico con el que los IES podían programar otras actividades o adquirir material.

"Era una situación irregular que había que normalizar porque lo que no puede ser es que el Ayuntamiento esté pagando recibos que vienen a nombre de la Conselleria", destacó el edil de Educación.

Pero la cuestión no es tan sencilla. Por un lado está el problema de los pagos pendientes. Desde 2009, no se ha pagado ninguna factura del agua a Aquagest y entre todos los institutos adeudan 70.000 euros. La pasada semana, los directores de los centros educativos, el concejal y los responsables de la empresa mantuvieron una reunión para negociar esta deuda. La negociación ha quedado en manos del Ayuntamiento y la concesionaria, pues el Consistorio se ha comprometido al menos a asumir esos pagos pendientes que los institutos desconocían hasta que hace escasos meses les llegó una carta de advertencia por impago.

El segundo problema pendiente de solucionar es el de los contadores, pues como cuatro de los cinco institutos de la ciudad se construyeron en el mismo complejo educativo, en el Salto del Agua, y, teniendo en cuenta que el Ayuntamiento pagaba en bloque las facturas y no se hizo necesario separar las cuentas, hay contadores que asumen dos centros y centros que tienen dos contadores, lo que encarece las facturas porque supone pagar dos consumos mínimos.

El Ayuntamiento defiende y justifica la medida porque "había que normalizar la situación" ya que, según insistió el edil de Educación, "no podemos pagar los recibos que vienen a nombre de otro y eso se hizo mal desde el principio". Aún así, llega en mal momento para los centros educativos, que asumen la decisión porque comprenden que se trataba de una medida de gracia al fin y al cabo, aunque fuese para redundar en mejoras educativas.

La realidad es que a partir de este año, cada instituto tendrá que hacer frente a un gasto promedio de unos 30.000 euros por el agua y la luz que consuma. El Ayuntamiento quiere compensar este gasto con el que no han contado hasta ahora mediante créditos de cooperación municipales, "que es como debería haberse hecho desde el principio", añadió Martínez, aunque estos no llegarán a cubrir el montante de los recibos. Se acabó lo que se daba.