Benidorm parece que va sobrada. En plena crisis, y con una situación económica municipal más que delicada, se ha permitido el lujo de renunciar a una subvención de 400.000 euros para la mejora de su servicio público de alquiler de bicicletas. Esa ayuda fue solicitada en septiembre de 2010, a través de una comparecencia pública, por el entonces edil de Movilidad, José Bañuls, y ha sido rechazada ahora por su sucesora, Maria del Carmen Martínez -a la que Bañuls asesora- debido a que para completar el proyecto, el Ayuntamiento debería aportar el 30% de la subvención, 120.000 euros. Y, claro, este último dinero no se tiene.

No obstante, esta forma de proceder desencadenó ayer el malestar del PP. Su portavoz adjunta, Lourdes Caselles, indicó en primer lugar que cuando en 2010 Bañuls tramitó la ayuda, a través de la Agencia Valenciana de la Energía, ya debería haber sabido que el Consistorio debía aportar ese 30% y consignarlo en los presupuestos de 2011, algo que no hizo. Pero sobre todo, Caselles mostró su inquietud por el hecho de que al haber renunciado a la ayuda, Benidorm se sitúe a la cola de las ciudades que aspiran a recibir ayudas de la UE. O sea, que puede pasar mucho tiempo antes de que la capital turística reciba ayuda de las instituciones de Bruselas "en una época en la que tampoco se pueden esperar ayudas de otras administraciones".

El departamento de Martínez y Bañuls ha optado por otra vía: iniciar un procedimiento para adjudicar a una empresa el servicio de bicicletas. Pero para la portavoz popular, esa decisión confirma lo que el PP, a través de su edil José Ramón González de Zárate, lleva denunciando mucho tiempo: que ahora, ese servicio de bicicletas está siendo gestionado por otra empresa sin que haya contrato de por medio.