El 4 de junio de 1482, el rey Fernando El Católico envió desde Córdoba una carta al arrendatario de Morvedre -el actual Sagunto- preguntándole sobre el pago de unos tributos que la villa no había satisfecho desde hacía años. El documento ha llegado intacto a nuestros días y posee pues un valor excepcional. Pero, ¿cómo es que acabó en Benidorm? Pues no se sabe muy bien. Al parecer, habría sido adquirida por el Ayuntamiento en la década de los 70 del siglo XX y guardada durante años en una caja fuerte sin que exista constancia ni registro oficial de porqué fue adquirida, ni a quién ni cuánto costó.

Tanto interrogante simboliza el desinterés que durante mucho tiempo mostró Benidorm sobre su propio patrimonio. Y para que esa desidia no vuelva a repetirse, la mejor receta es difundirlo: de ahí que la famosa carta del monarca, el documento más antiguo de todos los que conserva la ciudad, se haya convertido en la primera pieza del proyecto expositivo "Los Documentos del Archivo", que a lo largo de este año irá mostrando algunos de los principales fondos de esas instalaciones públicas.

Como todo testimonio del pasado, la carta del rey Fernando que ya se puede apreciar en la Biblioteca de Benidorm contiene además una historia. Y en este caso de cariz trágico: lo que el monarca quería saber del arrendador de Morvedre era si esta villa no había pagado los impuestos pendientes desde 1468 debido a una epidemia de peste. Y el arrendador en cuestión, llamado Bernat Salat, le contesta que sí, que la epidemia fue demoledora provocando una gran mortalidad y que esa es la causa de la deuda contraída con la Corona. La respuesta de Salat, por cierto, también está en poder de Benidorm.

La concejala de Cultura, Eva Mayor, explicó ayer que la carta del rey "se halla después de 530 años en perfecto estado de conservación y con una caligrafía legible". La misiva, según remarcó por su parte el técnico municipal del Archivo, Antonio Couto, está redactada en valenciano, toda vez que el monarca, aunque casado con Isabel de Castilla y por lo tanto con influencia en ese último reino, envía la carta como Fernando II de Aragón, territorio en el que se enclavaba la antigua Sagunto. En cuanto a la grafía, se trata de "letra aragonesa" -una especie de "gótica cursiva"-, que era el tipo de escritura distintivo del reino aragonés "frente a la letra cortesana de Castilla".

Que Fernando el Católico enviara la carta desde Córdoba, según Couto, se debe a que su corte era itinerante y en el momento de preocuparse por los impuestos de Morvedre se encontraba en esa ciudad andaluza, entonces perteneciente a la Corona de Castilla. Esta circunstancia, sin embargo, no impidió al rey preocuparse por los asuntos monetarios de su propio territorio.

Aunque se desconozcan las circustancias por las que la misiva acabó en Benidorm, el hecho de que esta ciudad disponga de un legajo del siglo XV resulta desde luego llamativo. Debe tenerse en cuenta que, aunque fundada según atestigua su Carta Pobla en 1328, Benidorm era una centuria después un núcleo de dimensiones muy reducidas perteneciente a la Baronía de Polop que se poblaba y se despoblaba de forma intermitente. De hecho, el siguiente documento en antigüedad del que dispone el Archivo -y que será el próximo en exponerse- es casi trescientos años más moderno: un acta del Ayuntamiento, en este caso ya sí de Benidorm, datado en 1732.

Por segunda ocasión

Ésta es la segunda vez que se expone la carta del rey Fernando, que ya pudo ser apreciada por el público en 1990 con motivo de la conmemoración del 250 aniversario del hallazgo de la Virgen del Sufragio. El documento sólo estará expuesto un mes, para impedir que la luz dañe su estado de conversación. Junto a él, un panel explica cómo se trataba la correspondencia de la época, desde el doblado al envío, e incide en el lacre que cerraba la carta y que aseguraba su inviolabilidad, "toda vez que la ruptura del mismo indicaba que la misiva había sido leída", dijo la edil de Cultura.

Con el objetivo de "abrir el patrimonio histórico de Benidorm a toda la ciudadanía", Mayor agregó que además de documentos también se expondrán libros del archivo o de la biblioteca, como una obra de Erasmo de Rotterdam del siglo XVII.