A Benidorm le bastaron cincuenta años para dejar de ser un pequeño pueblo y convertirse en una ciudad, en una gran ciudad. Esa vertiginosa transformación no siempre tuvo buena fama: durante años, la capital de la Costa Blanca fue expuesta en la picota como emblema de la masificación urbanística y de la hegemonía del hormigón. Hoy, en cambio y más allá de gustos subjetivos, los expertos coinciden en subrayar la sostenibilidad económica y medioambiental del modelo vertical. De ahí que la ciudad haya decidido aparcar sus complejos -si es que aún le quedaba alguno-, darse un baño de autoestima y presumir de historia urbanística: y lo hará a través de una exposición que reflejará a través de fotografías, documentos y planos el nacimiento de la actual urbe turística y que se inaugurará el próximo 31de enero bajo el título "Benidorm. 50 años de urbanismo: 1961". "Enseñamos nuestro urbanismo porque estamos orgullosos de él", explicó ayer el concejal del ramo, Juan Ángel Ferrer.

La muestra difundirá aquellas iniciativas arquitectónicas públicas y privadas que a partir de principios de la década de los sesenta contribuyeron con espíritu ciertamente pionero a crear de la nada una ciudad nueva y que hasta ahora se encontraban almacenados en el archivo municipal: proyectos creados por arquitectos e ingenieros orientados hacia el turismo y que le otorgaron a Benidorm un "carácter único", como subrayó por su parte la edil de Patrimonio Histórico, Eva Mayor. Lógicamente en esa relación, los planos de los hoteles concebidos en aquella época tendrán un papel destacado: será el caso de la ampliación del hotel Delfín, del hotel Palmeral, el España o el Montesol; también de aquellas salas de fiestas como la Katanga o el Bolero que asombraron a la España del desarrollismo; de la ampliación de la ya desaparecida residencia de la Alameda o del camping Almafrá; de la creación de una oficina de la compañía Ubesa en el Parque de Elche; o de iniciativas públicas como la Plaza Triangular o la reforma del Parque de Elche.

Lo que podrá verse en la exposición son sobre todo bocetos técnicos gestados en 1961: la mayoría se llevaron a cabo, aunque otras propuestas, como la ampliación del centro escolar Nuestra Señora de los Dolores, nunca vieron la luz. ¿Y porqué de 1961? Porque ya han transcurridos los cincuenta años que marca la ley para que estos proyectos puedan hacerse públicos. De ahí que, según Mayor, en los próximos años, se repitan este tipo de exposiciones para recoger otros proyectos conforme vayan cumpliendo ese medio siglo de antigüedad y puedan ser accesibles para el público.

Una ciudad planificada que evitó problemas sociales y de movilidad

En 1961, arquitectos, técnicos e ingenieros trabajaban a toda máquina para trasladar de los planos a las calles la filosofía del famoso Plan General de 1956 que acabaría por forjar la Benidorm actual. Fue pues una Benidorm planificada en todo momento y que sabía muy bien lo que quería ser de mayor: una ciudad "densa, sostenible y compacta", según describió ayer Juan Ángel Ferrer. " Logramos un urbanismo que ahora nos atrevemos a mostrar en una exposición, algo que no todo el mundo puede decir". El concejal agregó que esa forma de hacer las cosas permitió que Benidorm naciera "bajo el signo del equilibro" y evitara problemas "de comunicación, de movilidad o de carácter social". De ahí que ahora haya llegado el momento de recuperar "la perspectiva de nuestra evolución urbanística en los últimos 50 años" añadió la edil de Cultura, Eva Mayor.