Benidorm ha incrementado en más de un 100% sus plazas hoteleras de cuatro y cinco estrellas durante la última década. La ciudad ha pasado de 7.000 a más de 14.000 camas de gama alta en este tiempo y cuenta hoy con catorce establecimientos más de estas dos categorías; de hecho, en estos diez años, todas las plazas que se han creado en la capital turística de la Costa Blanca han sido de cuatro o de cinco estrellas y estas representan ya un 36% de toda la oferta de la ciudad.

La ciudad del turismo de masas por excelencia busca el turismo de calidad desde hace años. Este 2011, se ha cumplido una década desde la aprobación del conocido como "premio hotelero", una modificación del PGOU que aprobó en 2001 el gobierno de Vicente Pérez Devesa y que permite, desde entonces, un 40 por ciento más de edificabilidad a los hoteles de alta gama.

La fórmula nació con la intención de impulsar las inversiones, de facilitar la reconversión de la planta hotelera apuntando a un turismo de calidad, cuando Benidorm ya disfrutaba desde hace años de la cantidad. Y parece que la medida ha dado sus frutos porque la ciudad ha pasado de contabilizar 7.172 plazas de cuatro y cinco estrellas entonces, a contar hoy con un total de 14.482 camas de categoría superior, según los datos aportados por la Agencia Valenciana de Turismo.

La medida, pionera, se está planteando hoy en otros destinos como Mallorca. "Fue una gran idea del alcalde Pérez Devesa y de su equipo técnico, una medida inteligente para reconvertir la ciudad y que supuso un gran estímulo económico", destacó el presidente de Hosbec, Antonio Mayor. El balance, después de diez años parece más que positivo, "un gran éxito", en palabras de Mayor, quien indicó que "eso ayudó a que muchos empresarios se metieran en grandes inversiones, acogiéndose a esto".

El premio hotelero no sólo impulsó la creación de nuevos hoteles de cuatro y cinco estrellas, como ocurrió en la zona de expansión del Rincón de Loix, donde en cuatro años se crearon cuatro nuevos complejos hoteleros de gama alta, o en el entorno de Terra Mítica, donde se construyeron los dos primeros establecimientos de cinco estrellas de Benidorm, sino que incentivó además la reconversión de hoteles para aumentar de categoría, de tres a cuatro estrellas, en la mayoría de los casos.

Los hoteles Flamingo Oasis, Meliá Benidorm, Levante Club, Mediterráneo, Villaitana, Barceló Asia Gardens o La Estación, todos de cuatro y cinco estrellas, son establecimientos de nueva creación construidos en la ciudad durante estos diez años. Otros alojamientos hoteleros se han reconvertido para subir de categoría, como los hoteles Princesa, Castilla, Dynastic, Deloix o Sandos Mónaco, entre otros. Y algunos se han levantado, eliminando hoteles antiguos o aparejados a estos, como son los casos del hotel Madeira Centro y el Gran Hotel Bali.

Lo cierto es que en estos diez años, la planta hotelera se ha modificado y las inversiones han sido cuantiosas. En este tiempo, según las estimaciones de Hosbec, los empresarios del sector han invertido unos 2.000 millones de euros en los establecimientos de Benidorm. Una inversión privada más que considerable frente a la "escasa" inversión pública que el empresariado siempre critica.

La década ha servido para que Benidorm dé un paso adelante y en firme hacia la calidad , así lo demuestran los datos. Mientras las plazas y el número de hoteles de cuatro y cinco estrellas no ha hecho más que aumentar, los hoteles y camas de menor categoría han caído de forma progresiva.

De hecho, las plazas de categorías inferiores han descendido en más de 1.000. También lo ha hecho el número de alojamientos de cero a tres estrellas: un total de 13 han desaparecido o se han reconvertido.

Diez años después del "premio hotelero", la ciudad ha iniciado su cambio hacia la calidad aunque todavía con muchos y conocidos flecos por resolver, como la imagen de su escena urbana, las plazas de aparcamiento, la calidad del comercio o la cuestión de los retranqueos.