Un parto lo más natural e íntimo posible, pero controlado médicamente. Esa es la premisa actual en el paritorio del Hospital de La Vila Joiosa, que ha mejorado sus instalaciones e incorporado nuevas técnicas para tratar de que la madre viva la experiencia de dar a luz de la forma más agradable posible. "Se pasó de un parto con la mujer sola en casa, a uno completamente medicalizado, ahora se intentar volver al parto íntimo de antes, pero sin los riesgos de antes", explica la matrona Elena Caselles. Fórceps, espátulas y ventosas han quedado relegados a un segundo plano y la norma ahora es "intervenir lo menos posible, sólo en caso necesario", indica Caselles. El objetivo es humanizar el parto al máximo.

Para ello el paritorio ha creado nuevos espacios más íntimos. Salas de dilatación con lámparas de luz tenue, dotadas con ducha para aliviar a la embarazada mientras dilata; grandes pelotas para realizar ejercicios extraídos del método Pilates, que sirven para disminuir el dolor y ayudar al bebé a colocarse; y aparatos de telemetría sin cables para que la madre pueda caminar y moverse. Además, se han adquirido nuevas camas de fácil manejo, en las que la parturienta puede adoptar múltiples posiciones para facilitarle el camino al bebé. En estas misma camas hoy puede culminarse el parto, sin necesidad de pasar al antiguo potro, en un quirófano totalmente medicalizado, aunque éste esté plenamente operativo por si hay complicaciones.

Hacer masajes a la madre para calmar el dolor, el uso de la epidural o colocar un espejo justo en el momento de dar a luz para que la parturienta pueda ver al bebé nacer, son otras de las fórmulas que se han ido implantando con los años para tratar de que el alumbramiento sea una experiencia satisfactoria y acorde con los deseos de la madre. Hoy incluso se puede elegir cómo se quiere el parto, siempre que no haya complicaciones, desde la epidural a la episiotomía. "Antes, se hacía por norma", recuerda Caselles.

Una vez llega el bebé, lo primero es aplicar la técnica "piel con piel", por la que el recién nacido entra en contacto con la madre durante dos horas nada más llegar al mundo. Así, "reacciona mucho mejor, se coge mejor al pecho y se favorece la lactancia", explica Caselles. La asistencia para dar a luz está cambiando y con ello muchas costumbres y tópicos, como el del cachete, "si el bebé no llora, se le estimula con masajes, no con cachetes", asegura.

Un 45 por ciento de madres extranjeras

El paritorio comarcal atiende cada año más de 1.200 partos, de los cuales, un 45% son de madres extranjeras. Desde que comenzaron a registrarse los datos, en 2004, el número de madres de otros países no ha hecho más que aumentar. La idea de las matronas de marcar en un mapa todos los países de procedencia se ha vuelto misión imposible, pues a fecha de hoy, el paritorio ha atendido a madres de más de cien nacionalidades diferentes. Para evitar problemas idiomáticos, los libritos sobre el parto y el embarazo se imprimen en inglés, francés, árabe, ruso, portugués y chino. Mucho ha cambiado el paritorio desde su apertura, en 1986. También los registros: "antes se hacían a mano y lo que se apuntaba no era la nacionalidad de la madre sino si era soltera o casada", recuerda el personal.