Benidorm en 1803: un pueblo de paredes de cal y arenas impolutas. Así debió describirlo el viajero alemán Chrétien Auguste Fischer, que en ese año publicó la primera guía en la que venían recogidos los atractivos de la ciudad. 1803. Da casi vértigo pensarlo: entonces, Napoleón conquistaba media Europa. Pero en Benidorm el mundo era nuevo, todo estaba por comenzar y el tiempo -el tiempo para convertirse en un destino turístico- avanzaba muy lentamente. Ya en la segunda mitad del siglo XIX se dieron más pasos:, abrió sus puertas en la playa de Levante el balneario de la Virgen del Sufragio, que albergaba turistas de Alcoy, Madrid y otras ciudades españolas. En 1895, la Asociación de la Prensa de Madrid organizó trenes botijos que trasladaban a los turistas a Alicante; de allí, hasta Benidorm, en diligencia. A partir de 1914, ya llegó el famoso "trenet de la Marina", la carretera Silla-Alicante o el ferrocarril Alicante-Madrid. Y los trayectos, poco a poco -muy poco a poco-, se acortaron.

Eran pues días heroicos. Los de los turistas pioneros que, en Benidorm, procedían de Alemania, Alcoy y Madrid y a los que el Ayuntamiento homenajeará en los premios turísticos que se entregarán el próximo 27 de septiembre con motivo del día mundial del sector. Así lo anunciaron ayer el alcalde, Agustín Navarro, y el edil del ramo, Juan Ángel Ferrer.

La iniciativa pretende rememorar a aquellos turistas alemanes que comenzaron a desembarcar con mayor asiduidad en los años veinte. Muchos veraneaban en el hotel Bilbaino, inaugurado en 1929 y donde la pensión completa costaba 8 pesetas. Desde Berlín llegaron personajes ilustres que favorecieron la proyección internacional del lugar: príncipes, ministros, diputados, condes, banqueros, empresariosÉ hasta el famoso presidente bávaro Franz-Joseph Strauss. También los visitantes nacionales aportaron glamour: es el caso del presidente republicano Emilio Castelar, que designaba a Benidorm como el "país butaca"; o el político liberal Francisco Canalejas, cuya esposa donó al municipio la casa para Escuelas Públicas que hoy ocupa la oficina de turismo. Más fugaz fue el paso del premio Nobel Severiano Ochoa o de Torcuato Luca de Tena, muy aficionado a las dotes interpretativas de una famosa actriz que actuaba en el viejo teatro de la familia Ronda. Veraneantes madrileños e industriales de Alcoy levantaron los primeros chalets en la playa de Levante: la residencia del doctor Payá, que después sería el hotel Canfali, o los dos chalets del Torreón, el de Sanabre, posteriormente el hotel Regina.

Después del parón en la actividad turística por la Segunda Guerra Mundial, todo volvió a comenzar en los años 50, cuando el turismo creció y, después, siguió creciendo, y ya nadie recordaba al romántico Fischer ni por supuesto a Napoleón. La estabilidad social y la recuperación económica hizo de Alemania un emisor constante de turistas gracias a las vacaciones pagadas, la semana laboral de 5 días y 40 horas o la popularización del automóvil. También Madrid siguió contando, y mucho, para Benidorm gracias a la relación del alcalde Pedro Zaragoza con su homónimo madrileño, el conde de Mayalde. Ambas ciudades intercambiaron los nombres en sus callejeros y la capital cedió a la ciudad turística sus guardias municipales en los meses estivales para que los locales aprendieran el oficio. Fue la gran transformación: en diez años, Benidorm pasó de los 2.726 habitantes a 6.259, un incremento del 129%, que se vio alentado por la construcción del aeropuerto de El Altet en 1967.

Hoy, los mercados de aquellos pioneros son básicos para el negocio turístico de Benidorm: Alemania representa en esa tarta un 12,2% y Madrid es el principal cliente nacional. Y pensar que todo empezó a bordo de una diligencia.

Fallece José Llorca Zaragoza, "Pepe el del Mistral"

Justo el día en que Benidorm homenajeaba a los turistas pioneros, desapareció un empresario del sector que también lo fue, José Llorca Zaragoza, conocido en la ciudad como "Pepe el del Mistral". Personaje polifacético donde los haya, nació en 1922 -dentro de un mes hubiese cumplido 89 años- y fue el fundador del hotel Mistral, uno de los primeros establecimientos que se construyó en la avenida Mediterráneo. Como tantos hombres de su generación y de su pueblo, fue capitán de almadrava en Algadir (Marruecos) y a su regreso se dedicó al turismo. Su hotel fue uno de los que albergó a los famosos lapones que el alcalde de los años cincuenta, Pedro Zaragoza, trajo a Benidorm y que fueron recibidos con flores de almendro en el aeropuerto de Alicante. Así pues, "Pepe el del Mistral" también fue un innovador a la hora de organizar los primeros eventos para la promoción turística. En los últimos tiempos, era un habitual de las tertulias de la ciudad y un inagotable contador de anécdotas, referentes sobre todo a aquellos tiempos en los que no había luz ni agua en la avenida del Mediterráneo. También era un gran conocedor de la historia marinera de Benidorm y de sus vientos. Su sepelio se celebrará hoy a las once de la mañana. Deja viuda y tres hijos. a. ruiz