"Ha sido un año muy difícil, hemos tenido que suspender algunos actos para sacar las fiestas adelante, pero finalmente todo ha salido muy bien, la gente ha sido comprensiva, nadie se ha quejado, al contrario, la gente ha colaborado y se ha volcado mucho y hemos recibido muchas felicitaciones". El año en que el pesimismo económico inunda todo, las Fiestas de Benidorm parecen haberse salvado, "con imaginación al poder".

En unos instantes fugaces de tranquilidad, entre acto y acto, el presidente de la Comisión de Fiestas 2011, Miguel Riquelme, nos atendió ayer unos minutos para hacer balance. -"¿Le da pena que terminen las Fiestas?". -"¡Calla, calla!", bromea. El cuerpo y la mente están ya cansados de cinco días de ajetreo sin tregua, de las pocas horas de sueño y sobre todo de los "nervios por que todo saliera bien y sin ningún accidente".

Lo que más le ha inquietado en todo momento "sin duda es la seguridad, esta mañana me han llamado a las ocho para un programa de televisión y me ha dado un vuelco el corazón pensando que había pasado algo", señalaba. "El balance es muy positivo, no ha habido ningún accidente, ha acompañado el tiempo. La gente, por lo que hemos visto en la calle, ha disfrutado mucho, así que todo muy bien".

La Comisión de este año ha tenido que hacer encajes de bolillos. "En la Ofrenda, con la crisis que hay, tenía un poco de miedo de que el panel donde se colocan los ramos no se llenara, pero se llenó, incluso hubo que llevar ramos dentro de la Iglesia porque ya no cabían más".

Una apuesta han sido los grupos de música locales. "El concierto del domingo fue todo un éxito, las actuaciones en el Huerto de Colón han cortado el tráfico de la gente que había, y este año se le ha dado la oportunidad a los grupos de rock de Benidorm, nosotros hemos ahorrado y para ellos ha sido una ayuda económica y un empujón muy importante. También los conciertos de la Unión Musical y los de la calle Gambo han estado a tope y faltaban sillas, además la participación en las procesiones ha sido impresionante", recordaba Riquelme.

Ayer, sin embargo, el presidente todavía no podía tranquilizarse a mediodía a falta de que pasaran las carrozas y el castillo de fuegos sin incidentes. A destacar, "la puntualidad que ha habido en todos los actos y la participación masiva, que he podido comprobar personalmente porque yo he ido a todos los actos para controlar y para ver si me había equivocado en algo".

También destacable la colaboración de todo el mundo. "Estoy superagradecido a los mayorales, hemos tenido las clásicas discusiones pero finalmente han merecido la pena". Y no sólo los mayorales han puesto su granito de arena. "Este año hemos pedido un donativo por el libro de Fiestas y la gente ha colaborado muchísimo, incluso los que lo tenían gratis, como los padres de las reinas y las damas, han preferido pagarlo".

Las Fiestas llegan a su fin después de días en los que "ni se come, ni se bebe, ni se desayuna; mañana vendrá el bajón", decía ayer Riquelme.