Hasta épocas bien recientes, el Ayuntamiento de Benidorm vivió días de vinos, rosas yÉ derroche: se gastó dinero, mucho dinero en emblemáticas obras cuyos presupuestos se multiplicaron de pronto en forma de sobrecostes y también en grandes eventos y suntuosos fastos en los que se tuvieron muy pocos miramientos con el peculio. Se lo gastó en los tiempos de gloria, cuando nada hacía prever el actual naufragio económico, se lo siguió gastando cuando la crisis empezaba a proyectar sus primeras sombras y se lo ha vuelto a gastar hasta hace muy poco, ya en plena debacle financiera. Las actuaciones que a continuación se detallan ahora quizás no tienen toda la culpa de la deuda que ahora mismo atenaza al Consistorio, pero es evidente que algo (o mucho) han tenido que ver. La cronología de las mismas indica además que se realizaron bajo la vara de mando de los tres últimos alcaldes, los populares Vicente Pérez Devesa y Manuel Pérez Fenoll y el socialista Agustín Navarro. Con los tres, por cierto, la deuda total de las arcas municipales ha ido fluctuando, pero siempre en cifras gruesas: con el PP se llegaron a alcanzar números rojos de 130 millones que al final de sus gobiernos se redujeron a los 96 y que ahora, ya con el PSOE, vuelven a superar, y de largo, los cien.

Nuevo Ayuntamiento: la famosa tarima flotante de la Alcaldía

Proyecto emblemático del alcalde Vicente Pérez Devesa, quien lo inauguró en 2003, el actual edificio del Ayuntamiento marcó un hito en la escena urbana de Benidorm debido a su perfil horizontal, que rompía con el crecimiento vertical que siempre había marcado el desarrollo de la ciudad. Pero salió mucho más caro de lo que se había previsto: de un presupuesto inicial de 10,9 millones de euros se pasó a 21,5, en diversos modificados de obra que se prolongaron hasta 2006. Ese sobrecoste superior al 95% se justificó en parte por los riesgos arquitectónicos del edificio y por las incertidumbres creadas debido a que se ejecutó sobre una obra preexistente. Pero el inmueble siguió acarreando problemas después de su inauguración que elevaron los gastos y además se tomaron algunas decisiones que hoy, con la perspectiva del tiempo, parecen cuanto menos discutibles: así sucedió en el despacho de la Alcaldía, cuyo techo se hundió y donde se colocó una tarima flotante que encareció el proyecto; o en el salón de plenos, cuyo pavimento volvió a mejorarse y donde se filtraban humedades que, por cierto, hoy en día siguen reiterándose. También se optó por invertir más dinero en el empanelado interior de los aseos. Todos estos datos, que arrojaron durante años numerosas controversias políticas, fueron recogidos por una auditoría encargada por el gobierno del PSOE a finales de la pasada legislatura y cuyas conclusiones definitivas exigen ahora los grupos de la oposición.

Grandes eventos: más de cuatro millones de euros en conciertos

La única de las actuaciones municipales detalladas en este informe que no se refiere a obras públicas fue la de los grandes eventos musicales que diversos gobiernos del PP asumieron entre 2002 y 2006. El 90% de los contratos se adjudicaron, sin que mediara ningún tipo de concurso, a una sola empresa que además no tenía la exclusividad con el artista protagonista, con lo que había que pagar también a los intermediarios. Esta práctica contribuyó a disparar el coste de los grandes eventos a más de tres millones de euros. Seis de esos contratos se adjudicaron a la mercantil Mundosenti2, cuyo gran valedor era el concejal de Cultura hasta 2003 y después delegado de la Alcaldía para Grandes Eventos, José Amor. Mundosenti2 nunca se vio obligada a dar cuentas de lo que hacía con el dinero que le ingresaba el Consistorio ni con los ingresos recaudados en taquilla. Según la auditoría antes citada, en 2003 esa empresa recibió 232.000 euros por organizar un concierto de REM que no llegó a celebrarse, sin que exista constancia de que esa cantidad regresara a las arcas municipales; en 2004 firmó, también sin tener que presentarse a un concurso, un contrato de 1,1 millones de euros para realizar 6 actuaciones sin que nadie obligara a la mercantil a explicar cuales iban a ser esos conciertos; al final, por cierto, sólo tuvieron lugar 4. Un año después, en 2005, sí que se convocó un concurso, pero lo ganó Mundosenti2. En ese año y en el siguiente, la empresa volvió a encargarse de traer artistas estelares a Benidorm por valor de más de un millón de euros. En 2006 debía, de nuevo, organizar 6 conciertos: sólo, de nuevo, organizó cuatro.

El Palacio de Deportes:

un sobrecoste del 136%

La otra gran obra que dejó en herencia el PP fue el Palacio de Deportes, cuyo sobrecoste fue aún más amplio que el del Ayuntamiento: un 136%. La construcción de este recinto se inició en 2002 y se prolongó durante los siguientes seis años. Los presupuestos de las obras sufrieron dos modificaciones al alza, por lo que pasaron de costar 9,3 millones a 22.

Si del flamante edificio consistorial es posible encontrar documentación que al menos justifica porqué costó más de lo que en un principio se había planificado, un manto de misterio se proyecta sobre el "Palau d'Esports" ubicado a la entrada de Benidorm y en el que hoy en día practican deporte numerosos vecinos de la ciudad. De la segunda modificación presupuestaria, que supuso un coste extra de 4 millones de euros, no hay ni siquiera documentación. La auditoría desveló incluso errores tanto en la fiscalización técnica de la obra como en la jurídica.

El puente de Emilio Ortuño: una carga económica inesperada

Impulsado a partir de 2010 por el entonces concejal de Movilidad José Bañuls, el hombre que le había dado el poder al PSOE un año antes, el puente de Emilio Ortuño no le debería haber costado ni un céntimo a Benidorm, ya que su financiación íntegra, 750.000 euros, corría a cargo del Plan E del Gobierno Central. Pero no ha sido así. El viaducto arrastra un sobrecoste que deberá financiar las arcas municipales. Como aquí no existe auditoría, la cantidad final de ese gasto extraordinario ha de aclararse por otros medios: existe ya reconocido por el Ayuntamiento un primer modificado de 149.000 euros, lo que supone un sobrecoste del 20%. No obstante, el PP calcula que en realidad el Consistorio habrá de pagar más y que el presupuesto final del puente será de 1,1 millones, debido a que algunas concesionarias también trabajan en el proyecto. Por su parte, el gobierno local arguye que con esta inversión extra se pretende urbanizar también el entorno del puente.