Ocho carrozas. Dos camiones. Diez vehículos decorados. Unas tres mil personas según los cálculos de la organización. Estas cifras sirvieron anoche de credenciales de presentación para el colectivo gay, que realizó su desembarco en Benidorm con la organización de un desfile que recorrió las principales calles de la ciudad. De este modo, las playas y el centro urbano se vistieron de arco iris. El color -para ser exactos, la amalgama de tonalidades- que predominó durante toda la cabalgata, que partió poco antes de las 17.45 horas y que durante buena parte de la tarde conquistó a los numerosos turistas que ayer, por el mal tiempo, se habían quedado sin playa. Mucho glamour, muchos tarjes elegantes, muchas plumas de numerosos colores, muchas banderas ondeando al viento y muchos trajes con cierta evocación carnavalesca -como si por un momento Santa Cruz de Tenerife se hubiera trasladado a Benidorm y hubiese cambiado el Atlántico por el Mediterráneo- configuraron la oferta estética de la iniciativa.

Finalizado el desfile, se organizó una fiesta musical que tuvo su epicentro en el auditorio Julio Iglesias del Parque de l´Aigüera, con varias actuaciones musicales. La sábana multicolor inundó también otras zonas y establecimientos hosteleros de la ciudad, tal y como también hará durante los actos programados para hoy y mañana y donde l´Aigüera seguirá siendo el punto central.

Fue en ese mismo parque donde a última hora de la tarde de ayer, el alcalde, el socialista Agustín Navarro, recibió al colectivo. Aunque no se trata de un acto organizado por el Consistorio, la intención de éste es promocionar el turismo gay, como fórmula para diversificar la oferta de Benidorm y lograr un cliente de poder adquisitivo. De ahí la presencia de Navarro.