Por su contenido, el congreso "Escépticos 2011, antes del fin del mundo" que se celebra hasta hoy en l'Alfàs del Pi bien podría haberse titulado "no me creo nada y te voy a demostrar que tú tampoco lo tienes que creer". Ayer, en la jornada inaugural, sus ponentes no sólo desterraron falsas creencias sobre los sucesivos fines del mundo -en el año 1.000, en el 2.000, y ahora en diciembre de 2012-, sino también sobre las supuestas amenazas alimentarias de transgénicos y aditivos, el poder del mentalismo y los efectos paranormales, y el lado oscuro de la era de la información, entre otros.

Las charlas arrancaron con una breve introducción a cargo de Félix Ares de Blas, presidente del colectivo ARP (Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico), organizador del congreso, y al que acompañó el alcalde alfasino, Vicente Arques, y la edil de Cultura, Rocío Guijarro. El presidente de los escépticos abrió boca exponiendo dos creencias erróneas, una por tomarse por creíble (la del fin del mundo el año que viene), y otra por intentar ser desmitificada para fines políticos, como es el cambio climático. Después, profesionales de distintas disciplinas, como Andrés Carmona, J. M. Mulet, Ismael Pérez, Javier Armentia y Eugenio M. Fernández tomaron el relevo con otros temas.

Lo que se acaba es el calendario

Aun así, el tema estrella, el final del mundo, estuvo presente durante toda la jornada. Y es que se empezó desterrando el cataclismo anunciado, y se terminó diciendo cómo podría éste producirse. En el primer punto, se enfatizó que ningún maya -sociedad que no predijo ni su desaparición- dijo que el mundo fuera a acabar el año que viene. El error, según explicaron, está en su calendario. Éste podía computar ciclos tan amplios que el último, empezado antes de Cristo, acabará el 21 de diciembre de 2012. Es decir, que se acaba el calendario, pero no el mundo. "Es como si se piensa que cualquier otro año, el mundo acaba el 1 de enero porque después del 31 de diciembre del anterior no hay más días", apuntaron.

Sí dijeron que el fin del mundo, "y principalmente el de la humanidad", si es posible, pero imposible de predecir, pues depende de otras premisas científicas. El fin del ciclo solar, una guerra nuclear o la difícil probabilidad de que un meteorito gigante caiga sobre la tierra son algunas de las expuestas. Por el contrario, Félix Ares criticó duramente el empeño de algunos políticos en hacer que la gente no crea en algo que tiene delante y en lo que coinciden tantos científicos como es el cambio climático: "En este caso, la única finalidad que hay en intentar que la gente no crea es poder llevar a cabo determinadas políticas".

Productos naturales y timo

Otra charla giró sobre el culto a lo ecológico y la alimentación natural. J .M. Mulet defendió que "igual que una seta orgánica venenosa es nociva, un alimento transgénico o aditivos que están en lo que compramos en el supermercado no lo son". Según destacó, "las propiedades de cualquier cosa no son buenas dependiendo de si es natural o no, sino de su composición". Puso como ejemplo "el bulo" de que los aditivos que empiezan con E son tóxicos. "El ácido Ascórbico o E300, por ejemplo, es vitamina C; y el glutamato monosódico, que algunos defensores a ultranza de la alimentación macrobiótica, dicen que es tan malo, y que se usa para potenciar algunas comidas, no es más que una proteína que tienen muchos alimentos naturales y que es muy importante para el organismo".

Además, recordó que cada año mueren también personas por bacterias que se encuentran en la agricultura ecológica, como ocurrió con el brote de la bacteria E. coli.

Videntes, mentalistas y magos

Las ponencias también desterraron los poderes paranormales de determinadas personas para tener telepatía, poder mental o incluso visión del futuro de los demás. Según expusieron, e intentaron demostrar con juegos de magia, todos los supuestos poderes son trucos. " Creemos que tienen un don especial que no tienen, lo vemos en una serie que hay ahora muy popular, todo son trucos, formas de sacar información, pero no poderes". "El mentalismo es un tipo de magia, y la magia, un pacto que se hace en el que todo el mundo sabe que se trata de una ilusión, pero no de un poder mental, eso se llama fraude", expuso el profesor de filosofía y mago Andrés Carmona.

Homeopatías y otras teorías

Las jornadas de l'Alfàs, que hoy concluyen con un taller de "Recursos mágicos para escépticos" en el centro social del Albir, son parte de las actividades que el colectivo desarrolla durante el año. Recordaron algunas de ellas, unas relativas a informaciones publicadas en medios de comunicación, "erróneas, pero no fruto de una teoría de la conspiración, sino de simples errores", y otras actuaciones más concretas como fue, en Albacete, "un suicidio colectivo ingiriendo altas dosis de somníferos homeopáticos", tras lo cual, ninguno dormido, tuvo lugar una charla sobre su eficacia.