Ha pasado más de una década de la llegada del euro pero aún nos quedan pesetas en los bolsillos. No sólo lo recuerda cada cierto tiempo el Banco de España, sino también la Asociación Vilera de Empresarios (Avea), que lo ha comprobado por segundo año consecutivo. Este verano, en los meses de julio y agosto, repitió la campaña mediante la cual invitaban a irse de compras y de bares por La Vila pagando con pesetas. En 2010 rescataron cerca de un millón de pesetas (unos 6.000 euros). En esta ocasión, han logrado 350.935 pesetas (2.109 euros).

Esa cantidad parte hoy dentro de una maleta de mano a Madrid, al Banco de España, para ser cambiada por euros. Viaja así porque las pesetas pesan. Exactamente, 21,7 kilos. Y es que éstas han sido abonadas en todos sus formatos posibles, sobre todo en monedas.

Ayer, expuestas sobre la mesa del local de Avea, invitaban a hacer un viaje a un pasado que parece más lejano de lo que en realidad es. En un montoncito había medio centenar de monedas de 500 pesetas, de esas que con una sola te permitían un cine con palomitas. Como una legión, 616 monedas de cien pesetas, los llamados "20 duros", estaban al lado. También seis monedas de 200 casi olvidadas. Y también los "nuevos" formatos que apenas duraron: las 25 pesetas con agujero en el centro como si fueran coronas noruegas, los duros (casi del tamaño de los céntimos), y las pesetas plateadas en el más ínfimo tamaño.

También han recogido billetes de todas clases. Cinco de ellos de un valor de 10.000 pesetas. Uno, además, "nuevecito". "Lo encontró una señora en un bolso que no usaba y que iba a tirar", explicó Marisol Detlie, la coordinadora de Avea. También ha contado 12 billetes de 5.000 pesetas, 26 de 2.000, 49 de 1.000; seis de 500 pesetas; dos de 200 y cuatro billetes de cien pesetas.

Hoy mismo ese dinero regresará a La Vila convertido a euros, para ser devuelto a los empresarios que han participado en la campaña. A cada uno le darán lo que consiguió, incluido el asociado que vendió menos en pesetas: Un bar en el que un vecino pagó con una moneda de 20 duros un café con leche, "como si fuera un euro, cuando equivale a 60 céntimos", apuntaron.

Bequer estampado en noviembre de 1965

El billete más antiguo con el que se ha pagado en La Vila este verano data del 19 de noviembre de 1965. La cara de Gustavo Adolfo Bequer estampa el billete de 100 pesetas que sigue siendo canjeable hoy día por euros. Junto a él, hay otro de 1.000 pesetas del año 1971. También es posible cambiarlo. De hecho, como norma general puede hacerse con todos los billetes en pesetas emitidos a partir de 1939. Los que se hicieron durante la Guerra Civil, del 36 al 39, deben ser examinados por los expertos del Banco de España (aunque no se ha dado aún el caso en las campañas vileras). En el caso de las monedas, sin embargo, sólo valen las de los últimos años antes del euro.