La noticia corre desde el pasado miércoles como la espuma de los miles de barriles de cerveza que se han desparramado desde la barra del Café Rock Kentucky durante sus casi veinte años de historia. "Amigos, después de 19 años el KENTUCKY cierra sus puertas este sábado 24 de septiembre". El fragmento del post publicado por Jesús Torres, Suso, el propietario del negocio, anunciaba en la red social Facebook el cierre inminente del mítico local, cuando muchos pensaban que aún tenía toda una vida por delante. Desde entonces pocos, nadie, quiere aún creérselo. Hoy es la última noche, pero ésta y muchas otras, quedarán imborrables en el recuerdo de varias generaciones de jóvenes de Benidorm.

No en vano, la historia del Kentucky, "el Kenta", se lleva escribiendo desde la noche del 19 de abril del año 1992. Tras varios años en diversos locales nocturnos, Suso, su dueño, decide abrir uno propio, para sus amigos de entonces y todos los que vinieron después, en el corazón del barrio del Calvari: la calle Asunción. No había otra forma mejor de celebrar su cumpleaños. "Esa noche estaba toda la gente en la puerta, esperando a que abriera, fue una gozada", recuerda ahora, sin contener la emoción, el alma incombustible de este local. Desde esa noche, muy pronto, dejaría de ser un simple bar para convertirse en la segunda casa para los "parroquianos" que ya no fallarán a su cita diaria con el rock and roll. Y, tampoco, con el local donde muchos sufrieron su primera borrachera, conocieron a su primer -o a su penúltimo- amor y aprendieron a saborear lecciones únicas de vida y amistad.

A pocas horas de bajar por última vez la persiana, ahora en la nueva ubicación de la calle Cosme Bayona, Suso reconoce que no ha sido una decisión fácil. "Llevo dos días acongojado, como si se me hubiera muerto un familiar. No quiero ni pensar lo que puede pasar mañana", añade, minutos después de escuchar una de Loquillo, El Rompeolas, la canción que le ha acompañado a las cinco de la tarde un día tras otro y que, casi con toda seguridad, hoy volverá a sonar mientras van llegando todos los amigos para la despedida.

¿Por qué? Esta pregunta es la que desde el pasado miércoles se ha repetido sin cesar entre los cientos de asiduos al Kentucky. "Por muchas cosas", lamenta Suso. "19 años son muchos, muchos dedicándole poco tiempo a mi mujer y a mis hijas", reconoce. Pero, si ésta ya puede ser una razón más que de peso, también se suman otras causas. "Antes, el bar era la única red social, no había móviles y si buscabas a alguien, sabías que aquí lo podías encontrar. Ahora, entre que no hay un duro y que con el ordenador encuentras a cualquiera, todo ha cambiado". A este cóctel, hay que añadir factores como la ley antitabaco -"Si hoy no tienes terraza, estás muerto"- o el precio de un alquiler "impagable en los tiempos que corren".

"Universidad politécnica"

Si de algo puede presumir el propietario del Kentucky -además de los conciertos, monólogos, premios o anécdotas que se han vivido entre sus cuatro paredes, junto al billar o al futbolín- es de tener a más de un millar de "licenciados" en una particular carrera. Tras anunciar el cierre, la red social Facebook se revolucionó: desde propuestas de poner como foto de perfil el logotipo del local, hasta la creación del grupo "Yo también estudié en la universidad politécnica del Kenta", que en sólo tres días ha reunido casi 1.100 miembros y más de dos mil posts de despedida.

Hoy se cierra un capítulo en la historia musical y nocturna de Benidorm. "Es una pena, porque han ido desapareciendo todos: Camel, Franky's, Tikitanka...", afirma Suso como respuesta a quienes le dicen que este cierre deja huérfanos a muchos amantes del rock n' roll. Como consuelo, muchos proyectos para el futuro. Y además, como afirma uno de sus parroquianos en la red: "Si hay otra vida, que sea en el Kenta". Pues que así sea.