El pasado año vecinos y descendientes de los que vivieron en la calle Doctor Álvaro Esquerdo de La Vila, conocida como "carrer Llimons", a comienzos del siglo pasado, se reunieron para organizar una fiesta que recordara su pasado. Engalanaron la calle con fotografías de quienes fueron sus moradores, y en cada fachada colgaron carteles que imitaban los que tuvieron una vez, cuando fue, a inicios del XX, la calle más comercial y más rica de la población.

La iniciativa resultó tan satisfactoria y la convivencia entre antiguos y nuevos vecinos tan cordial que este año han decidido repetir. En esta ocasión,han optado por tematizarla bajo la temática que ha regido la gran mayoría de actos culturales y festivos que ha tenido La Vila en el último año y medio: el Centenari. El aniversario de la visita del rey Alfonso XIII al pueblo para iniciar las obras del tren que terminó con la concesión del título de ciudad a la villa.

Para recordar dicho acto, las mujeres de la calle, "con la ayuda de algún hombre", según apuntaron, han reconstruido uno de los cinco "portales" o arcos conmemorativos que se instalaron en 1911 en las principales calles vileras para recibir al rey. Además, durante toda la tarde de ayer decoraron la calle con guirnaldas hechas por ellas mismas de las que cuelgan limones de cartón piedra. Es su particular guiño al nombre antiguo del vial que, pese a los años, sigue siendo el que se utiliza comúnmente para referirse a él. También harán uso de las cartulinas de los viejos comercios que tuvo y de imágenes donde aparecen de niños con sus padres y abuelos. Y colgarán de sus balcones colchas, "cualquier manta bonita que luzca", como dijo Vicenta, una de ellas. Todo para que la calle esté "preciosa"... y deje oculta su su situación real: un siglo después de su momento e más esplendor el vial es uno de los que están en peor estado del casco urbano, con cables que pululan desordenados cruzándose entre las casas, fachadas por restaurar, y un foco de insalubridad denunciado reiteradamente sobre el que nadie actúa: la parcela que da a las termas romanas de Allon, que está llenas de bolsas de basura.

Pero hoy ni residuos ni ratas ni malos olores del río tendrán cabida. Todo será risas y recuerdos. Una memoria colectiva que se reforzará vistiendo con antiguos trajes (e incluso tienen previsto vestir a un vecino como si fuera el propio rey Alfonso XIII de camino hacia la vieja estación de tren).

La fiesta durará todo el día. Por la mañana con picaeta y por la tarde con una merienda con agua limón casera y dulces, elaborados también por las vecinas. También habrá juegos populares para los niños como el antiguo juego del botijo, carreras de sacos y piñata.

Xaro Escrig, la concejal de Fiestas, destacó ayer el valor histórico de esta fiesta popular que se va consolidando por cuanto "el carrer Llimons fue el centro neurálgico de La Vila, llegando a acumular hasta 31 comercios y la oficina de correos, siendo una de las zonas de la localidad que más se implicó con la llegada del ferrocarril que escenificarán".