"Hace un año y medio que iniciamos las sanciones, pero no hemos cumplido. No lo hemos hecho bien, pero ahora sí vamos a implicarnos". El alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, reconoció ayer que el Ayuntamiento apenas ha hecho nada para impedir que las cacas de perro siguieran proliferando a sus anchas por las calles de la ciudad. Se incrementaron las sanciones a mil euros, pero "no hemos tenido medios y la Policía Local debía implicarse en otras cosas", dijo. Pero, inmediatamente, lanzó un aviso a navegantes y alertó de que, tras la aprobación de la nueva ordenanza, las cosas van a cambiar.

Esta voluntad de imponer un cambio de actitud responde, principalmente, a que el 80% de las quejas ciudadanas que llegan al Ayuntamiento para denunciar la falta de limpieza en la vía pública están centradas en un mismo tema: los excrementos caninos. Y, eso, a pesar de que, como remarcó el concejal de Limpieza, "somos una de las ciudades de España que más medios ponemos para facilitar la recogida" de excrementos.

Como ejemplo, Conrado Hernández indicó que la ciudad dispone de 118 expendedores de bolsas diseminados por diversos puntos del municipio, lo que la convierte en "una de las que más dispensadores tiene por metros de paseo". Además, dijo que cada día se utilizan una media de 8.475 bolsas diarias -lo que arroja que de 10.583 perros censados, o 2.014 propietarios no recogen sus cacas o no sacan a sus mascotas a la calle-. El gasto que genera reponer las bolsas asciende a unos 84.000 euros anuales, que sufragan al 50% el Consistorio y la concesionaria FCC.