El bazar chino ubicado en la calle Garganes de Altea quedó completamente arrasado ayer a consecuencia de un incendio que se originó supuestamente por un cortocircuito a las 20.15 horas. El local, de 370 metros cuadrados, se encuentra situado en la esquina de las calles Garganes y Ferrocarril, y estaba lleno de productos plásticos y textiles, tanto en la tienda como en el almacén.

Según varios testigos presenciales, al parecer, el fuego se inició al fondo del local, donde se ubica el cuadro eléctrico. En el bazar, que lleva abierto cinco años, se encontraba la dependienta y una clienta, que fue la que divisó una negra humareda. El propietario de la frutería vecina se percató del humo y acudió con su extintor a sofocar el fuego: «Fue imposible apagarlo –relató– pues ni mi extintor ni el de los chinos eran suficientes para combatir el fuego, que en apenas dos minutos se extendió por la tienda. Se oían pequeñas explosiones, como si reventaran bombillas, pero el humo no nos dejaba respirar ni ver y salimos a la calle. Desde allí avisé al teléfono de emergencias 112 y rápidamente se personaron los policías locales».

Pocos minutos después acudieron dos unidades de bomberos del parque comarcal de la Marina Baixa, pero ante el cariz que tomaba el incendio se necesitó el refuerzo de otra unidad de Benidorm y tres más de Dénia.

Por su parte, la Policía Local desalojó el inmueble de 16 viviendas donde habitan 35 personas, algunas de ellas de avanzada edad.. El alcalde de Altea, Andrés Ripoll, dirigió las labores de evacuación y dio instrucciones para que el Ayuntamiento se haga cargo del hospedaje de los vecinos afectados en un hotel del municipio.

En las labores de extinción del fuego, que se prolongaron hasta las 22.30 horas, participaron 20 bomberos ayudados por efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local que acordonaron la zona para evitar accidentes. Al lugar también acudieron tres ambulancias con sus respectivos equipos sanitarios. Estos tuvieron que actuar en tres ocasiones para socorrer a otros tantos bomberos que durante la extinción sufrieron golpes de calor que casi les hace perder el conocimiento.

El jefe de bomberos señaló que en el foco del incendio se alcanzaron temperaturas cercanas a los 700 grados, aunque todo el local llegó a tener «entre 200 y 300 grados de temperatura», razón por la que los bomberos solo podían estar en su interior algo menos de dos minutos, y tenían que turnarse en grupos de cuatro para introducirse a apagar las llamas.

Cuando ya estuvo controlado el incendio, y las unidades de extinción comenzaron a retirarse, el oficial jefe de los bomberos, señaló que se iba a quedar de retén una dotación «por si hay rebrotes».

En cuanto a las causas que originaron el fuego, afirmó que en un principio «se supone que es un cortocircuito porque se ha iniciado donde está el cuadro eléctrico, pero será la investigación posterior la que determine las causas».

Por su parte, el alcalde de Altea indicó que el edificio «se precintará hasta que los técnicos municipales estudien su estado y si el fuego ha afectado a la estructura del inmueble».