La red desarticulada el viernes en Altea introdujo en España a más de 1.500 inmigrantes de forma irregular en los últimos años, lo que le habría supuesto cerca de 45 millones de euros, según informaron ayer fuentes de la Guardia Civil. Esta banda criminal internacional era capaz de "colocar" a sus clientes en el país de destino en menos de 24 horas y cobraba hasta 30.000 euros a cada uno.

La operación ha sido dirigida por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional en Madrid, ha contado con la participación de un dispositivo de 120 agentes y se ha desarrollado en Altea y en las provincias de Barcelona y Valencia.

Como resultado de los registros domiciliarios practicados, se ha procedido a la detención de nueve personas, siete ciudadanos de nacionalidad iraní con residencia legal, uno de nacionalidad rumana y otro de origen palestino, como presuntos responsables de la organización. En uno de los domicilios registrados en la localidad de la Marina Baixa se localizó un "piso patera" donde se alojaban un total de 11 inmigrantes iraníes, entre los que había dos menores.

En otros domicilios se ha procedido a la incautación de una gran cantidad de pasaportes falsos de distintos países de la UE, un dispositivo para la manipulación y alteración de documentos de viaje, siete equipos informáticos, dispositivos de almacenamiento electrónico de datos, una gran cantidad de teléfonos móviles, así como un arma corta simulada.

La organización delictiva desarticulada, que operó en sus inicios en Rumania y posteriormente en Bélgica, país donde fueron juzgados y sus miembros huyeron antes de ser detenidos, había trasladado su centro de operaciones a Cataluña y la Comunidad, y tenían en Altea una de sus bases principales.

La investigación reveló el "modus operandi" de una organización criminal internacional, perfectamente estructurada y jerarquizada, capaz de "colocar" de forma clandestina a sus "viajeros" en el país de destino en menos de 24 horas y que operaba en diferentes países de Europa (Bélgica, Rumanía, Grecia, Austria, Bulgaria e Irlanda), Asia (Irán, Afganistán y Turquía) y América del Norte (Canadá).

La Guardia Civil calcula que durante todo el proceso de funcionamiento de esta red, que se remonta varios años atrás, habrían favorecido la entrada irregular en España de más de 1.500 personas, todas ellas de origen iraní y algunas de origen afgano, teniendo también como destino final otros países de la UE y, en menor medida, Canadá.

Cada persona tenía que satisfacer a la organización hasta 30.000 euros, por lo que el beneficio económico resultante de esta actividad delictiva es millonario. La "bolsa de viaje" incluía billetes de avión, documentaciones falsas, alojamientos, comida, ropa, etc., y la banda ingresó unos 45 millones de euros.

Vestimenta al estilo "europeo"

A los inmigrantes se les instruía y formaba en un adecuado estilo de vestir al modo "europeo" y se les proporcionaban documentos de viaje de países pertenecientes al espacio Schengen, para no levantar las sospechas de los policías de los aeropuertos por donde transitaban.

Dada la extensión territorial de la trama, se han activado los mecanismos de cooperación policial y judicial internacional en diversos países europeos y, como resultado de los mismos, las autoridades austriacas procedieron ayer de forma coordinada a la desarticulación de la red austriaca vinculada.