La detonación de elementos pirotécnicos de gran tamaño en el interior de un local comercial en obras en un edificio de La Cala de Finestrat hizo saltar ayer las alarmas del vecindario y de los propios Cuerpos de Seguridad. Y es que el estruendo de la explosión hizo creer a muchos que se trataba de un atentado. En realidad, lo ocurrido tenía más que ver con la desacertada decisión de un obrero que estaba trabajando en el interior del establecimiento, concretamente, horadando roca natural con la que supuestamente lindaba la parte trasera del mismo. Dada la dificultad y esfuerzo que suponía picar la piedra, el trabajador optó por dinamitar la roca a su manera, usando para ello la pólvora a la que tenía acceso: cohetes y petardos pirotécnicos, según las explicaciones que él mismo dio, a pie de calle, a agentes.

El ruido provocado con tal acción hizo que los vecinos llamaran a las Fuerzas de Seguridad, que acordonaron la zona hasta que los se descubrió qué tipo de material había dentro, y el operario, extranjero, explicó lo ocurrido. Aun así, al lugar también se presentaron varios Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Tedax), que fueron llamados para confirmar que no había ningún tipo de peligro.

Éstos requisaron los artefactos pirotécnicos que recopilaron los otros agentes de la Benemérita para pesar la cantidad de pólvora y elementos peligrosos que contenían en el laboratorio. Los otros agentes pidieron a las personas que se encontraban en el interior de la obra que les acompañaran al cuartel de la Guardia Civil de Finestrat para tomarles declaración.

Se da la circunstancia de que las obras carecían de la receptiva licencia para ser ejecutadas, aunque habían solicitado una hacía poco, a la que el Ayuntamiento todavía no les ha contestado. En todo caso, según confirmó el portavoz de Gobierno de Finestrat, Juan Francisco Pérez, existe un decreto de paralización de las mismas emitido por el Ayuntamiento a comienzos de año. También, según añadió, existen informes desfavorables a la acometida de estos trabajos de la Dirección General de Costas, al ser en parte la Administración competente por estar parte del local en su ámbito territorial.

Las obras, por otra parte, se estaban llevando a cabo en una zona que no pertenece al local, ni al edificio, sino en el territorio que separa la roca natural del acantilado con la construcción. Varios vecinos mostraron al respecto el nuevo murillo que se ha anexionado a la fachada del edificio, y por extensión al local. Junto a él, ayer había un contenedor con residuos de la piedra. También desde la parte trasera del edificio se podía ver parte del interior del local, con puntos marcados de rojo sobre la citada roca.