Han ganado la segunda batalla pero no la guerra. La presión de los vecinos y comerciantes del Paseo de la Carretera y el inicio de la calle Tomás Ortuño de Benidorm llevó ayer al alcalde de la ciudad, Agustín Navarro, a decretar la paralización de la demolición del Ayuntamiento viejo, ubicado en la Boca del Calvari, por segunda vez en apenas un mes. Así al menos lo trasladó el primer edil a los empresarios de la zona durante una reunión que mantuvo con ellos al mediodía de ayer en el Ayuntamiento, para intentar aplacar los ánimos por un proyecto que rechaza la práctica mayoría. Además, fuentes municipales confirmaron ayer que el Consistorio no permitirá que las obras continúen hasta reunirse con la Generalitat y establecer un calendario de ejecución de obras coordinado y que contente a todas las partes.

Las obras de la Boca del Calvari, impulsadas a través del Plan Confianza de la Generalitat, son las únicas de las previstas en este programa que tenían visos de iniciarse de forma inmediata y tras meses de demora en la localidad, que todavía no se ha beneficiado de ninguno de los proyectos que le correspondía sufragar al gobierno de Camps. Sin embargo, la oposición de los comerciantes y vecinos al proyecto definitivo contemplado por el Consistorio y también por los retrasos y los plazos acordados ahora para su arranque -primero, a las puertas de la Semana Santa; después, cuando apenas quedan un par de meses para la temporada alta-, han llevado a los afectados a iniciar, incluso, una recogida de firmas para presentarlas al Consell para que atienda a sus peticiones.

El edificio de la Boca del Calvari es el inmueble donde históricamente se ubicaba el Ayuntamiento de Benidorm y arrastra a sus espaldas más de cien años de historia. La puesta en marcha del Plan Confianza en el año 2009, entonces aún bajo gobierno local del PP, llevó al Ayuntamiento a incluir su remodelación dentro de los proyectos que correspondían a Benidorm. Inicialmente, se contemplaba la reforma interior del edificio, aunque después, ya con Agustín Navarro en la Alcaldía, se modificó el plan inicial y se estimó derribar la totalidad del edificio, a cambio de construir después uno exactamente igual, reproduciendo la histórica fachada pero modificando el interior, con un presupuesto de 1,6 millones.

Y ahí es donde comenzó la oposición vecinal. Si bien los elementos arquitectónicos de este inmueble apenas pueden tener valor -un edificio sencillo, de líneas rectas y sin ningún elemento destacado o representativo en sus fachadas-, muchos vecinos consideran que el valor histórico debería primar frente al nuevo proyecto y, por tanto, conservarlo tal y como está en la actualidad. Otros, en cambio piensan que, una vez que se ha decidido su derribo, la solución del nuevo edificio debería pasar por retranquear al menos la fachada que da al Paseo de la Carretera, para ensanchar esta vía y, además, adecuarse a la línea que ya han retranqueado el resto de edificaciones y comercios colindantes. Pero, por el momento, parece que ninguna de estas dos peticiones pasa por los planes que se barajan en el proyecto aprobado tanto por el Consistorio como por la Generalitat y adjudicado a la empresa Cleop.

Por último, los comerciantes y vecinos tampoco están de acuerdo con los plazos previstos. Su voluntad es que, ya que el proyecto acumula un gran retraso, las obras no arranquen ahora hasta pasado el verano, puesto que generará "perjuicios millonarios" a todos los empresarios del corazón de Benidorm. Por eso, ayer realizaron una recogida de firmas entre todos los futuros afectados en la sede de Aico -la Asociación Independiente de Comerciantes- para presentarlos ante el Ayuntamiento y la Generalitat exigiendo su compromiso al respecto.

Gobierno y oposición coinciden en la forma, divergen en el fondo

El malestar por los plazos con los que se está ejecutando esta obra no es sólo de los vecinos y comerciantes de la zona, sino que trasciende también al escenario político. Gobierno y oposición coinciden en que las obras no deben iniciarse hasta después del verano pero, sin embargo, divergen en cuanto al fondo del proyecto: los primeros apuestan por el derribo total del edificio, al considerar que tiene escaso valor arquitectónico y que, por tanto, no es necesaria su protección; los populares creen que debe mantenerse la antigua edificación por su valor histórico y sentimental, atendiendo a que el mismo fue sede del Ayuntamiento durante muchísimos años y momentos históricos, entre ellos la Guerra Civil. Y, además, recuerdan que el inmueble estaba protegido por el PGOU hasta que el gobierno de Navarro sacó adelante una modificación de este plan para desproteger el inmueble y tener vía libre para su derribo.

Por otro lado, tampoco coinciden socialistas y populares en cuanto al desarrollo del Plan Confianza en la localidad. Desde el gobierno local se ha criticado en reiteradas ocasiones los retrasos que acumula este programa y recuerdan que en Benidorm todavía no se ha ejecutado ninguno de los proyectos previstos en Benidorm, con un presupuesto total de 14,2 millones. Frente a ellos, el PP acusa al gobierno local de "poner trabas" al desarrollo del plan.