La Guardia Civil está empezando a estrechar el cerco de sus pesquisas en torno a los restos humanos hallados el pasado miércoles por un senderista en el Parque Natural de Sierra Helada, con una línea de investigación que apunta a que los huesos podrían pertenecer a la veterinaria Yuraima González Ciruelas, una mujer de 30 años de edad que residía en l'Alfàs del Pi y que desapareció sin dejar rastro el 19 de noviembre del año 2001. Fuentes cercanas a los hechos remarcaron ayer que todavía es muy pronto para poder confirmar este extremo, puesto que aún están a la espera de los resultados de la prueba de ADN, aunque sí señalaron que ésta es la principal hipótesis que se estaría barajando.

El Instituto Armado informó ayer de que la autopsia practicada a estos huesos ya ha confirmado que se corresponden con los de una mujer. Sin embargo, debido el avanzado estado de deterioro de los mismos, no se ha podido extraer ningún otro dato de relevancia para la identificación, como la edad aproximada de la víctima o las circunstancias en las que se produjo su muerte. Lo que sí parece claro es que los restos podrían llevar en este paraje entre ocho o diez años, lo que en parte ratificaría la posibilidad de que los mismos pertenecieran a la veterinaria que desapareció en l'Alfàs a finales de 2001 y de la que en todo este tiempo no se ha podido obtener ni una sola pista sobre su paradero.

Una vez realizada la autopsia, fuentes policiales indicaron ayer que los restos serán ahora trasladados hasta el laboratorio especializado en ADN de la Guardia Civil para extraer muestras y compararlas con la base de datos de desapariciones aún sin resolver, con la esperanza de que este cotejo permita finalmente poner nombre y cara a los restos.

Dos tragedias familiares por cerrar

Si la identificación de los huesos hallados el pasado miércoles por un senderista mientras recorría el parque natural de Sierra Helada corrobora finalmente que pudiera tratarse de Yuraima González Ciruelas, este casual hallazgo permitiría cerrar, aunque sólo en parte, la herida que desde el año 2001 no ha podido sellar la familia de esta joven veterinaria.

Yuraima desapareció sin dejar rastro el 19 de noviembre de 2001, cuando contaba con 30 años de edad, después de haber dejado por la mañana a su hijo, entonces de tan sólo unos meses, en casa de sus padres. El coche, las llaves, la documentación o las tarjetas de crédito estaban en su domicilio, ubicado en la calle Tritó del Albir, muy cerca de Sierra Helada. La colada estaba hecha y había una segunda tanda para poner otra lavadora, por lo que nada hacía sospechar de que la mujer tuviera intención de desaparecer de forma voluntaria.

Tras su desaparición, los familiares y amigos de la veterinaria, junto a cerca de un centenar de voluntarios, Policía Local y Protección Civil llevaron a cabo varias batidas por Sierra Helada y por el Puig Campana para hallar algún indicio de la joven. También lo hizo la Guardia Civil, aunque todos los rastreos realizados fueron en su día infructuosos.

Junto al caso de esta veterinaria, también está todavía sin resolver el paradero de otra mujer que desapareció hace casi dos décadas y, también, en l'Alfàs del Pi: la joven alicantina Gloria Martínez Ruiz, a la que se perdió el rastro la madrugada del 29 de octubre de 1992, cuando tan sólo contaba con 17 años de edad, después de que sus padres la internaran ese mismo día en la entonces clínica de reposo Torres de San Luis por indicación de su psiquiatra. Las intensas búsquedas realizadas por la Guardia Civil y los interrogatorios y careos al personal del centro no han permitido hasta la fecha conocer ni una sola pista sobre su paradero. No obstante, fuentes relacionadas con los hechos indicaron ayer a este diario que los investigadores han descartado inicialmente que los restos hallados en Sierra Helada pudieran pertenecer a Gloria Martínez.