La organización Ecologistas en Acción denunció ayer la degradación que afirman se sigue produciendo en el parque natural de Serra Gelada de Benidorm pese a estar declarado protegido desde 2005, debido "a la contaminación procedente del vertido ilegal de aguas residuales", que además pone en "riesgo la salud de los usuarios". Para ilustrar su denuncia, ayer varios activistas llegaron hasta el lugar instalando una bandera negra, símbolo por el cual la organización identifica los casos con mayor degradación de la costa española, producidos por vertidos orgánicos e industriales, urbanismo, regeneraciones, obras costeras y desplanificación de los Puertos de Interés General.

Además, entregaron a la prensa el resultado de un estudio analítico contratado a un laboratorio privado el pasado mes de julio, que refleja que el vertido supera hasta en 20 veces uno de los parámetros de obligado cumplimiento, según la normativa de vertidos, "favoreciendo sobre la playa la proliferación de microorganismos nocivos, con sedimentos cuyos valores son hasta 100 veces superiores a los permitidos".

Según explicó la portavoz de Ecologistas en Acción en la Marina Baixa, Ellen Brokowich, tales resultados demuestran que la situación contaminante continúa cinco años después de declararse la protección del paraje, único parque natural marítimo-terrestre de la Comunidad Valenciana. "No han tomado medidas para minimizar el impacto que se viene generando desde hace más de 25 años por un vertido salvaje y directo, del que nunca nos han dado ningún informe sobre la gestión de la Estación Depuradora que lo produce, pese a que formamos parte de la Junta Rectora del parque". La ecologista afirmó que llevan años pidiendo los índices sobre el caudal, autorizaciones del Departamento de Costas, cuotas que ha de pagar la Depuradora por el vertido y análisis de mismo sin que hasta la fecha se los hayan proporcionado. Por ello, optaron por contratar un estudio analítico, demostrando que se están expulsando desde el acantilado hasta el mar "aguas fecales y bacterias nocivas para la salud, en una zona que se ha convertido en una playa tóxica, que nadie ha acotado ni sobre la que se informa sobre los peligros que comporta bañarse en esa zona".

Las consecuencias son medioambientales y socioeconómicas. Según resaltó, "el ámbito del vertido no puede ser explotado turísticamente, lo que supone pérdidas económicas muy elevadas", al ser una zona muy transitada para los amantes del buceo y los deportes naúticos. De hecho, según el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN), se estiman en 12.000 euros las pérdidas al año exclusivamente por la ausencia del turismo de buceo. En cuanto al aspecto medioambiental, una de las consecuencias del "drenaje" que provoca el vertido, ha sido el desmoronamiento de una duna fósil protegida.

Con este panorama se fijó en 2005 como objetivo del PORN "crear un plan para la eliminación y gestión del vertido en un plazo de seis meses, pero hasta ahora no se ha hecho nada al respecto", mantienen. También se hecho caso omiso, según apuntó, "a la redacción del Plan de Uso y Gestión (PRUG) por parte de los sectores que formamos parte de la Junta Rectora del parque, a pesar de que hace cinco años se estableció en la normativa la alta prioridad para su elaboración, lo que provoca que trabajadores, empresas del parque natural y usuarios sufran las consecuencias". El plan perseguía establecer los límites para que medioambientalmente el parque fuera sostenible.

Por útlimo, recordó otro compromiso de la Consellería quedado en el olvido: la construcción de un emisario submarino que vertiera al mar, a unos 1.500 metros de la costa, estas aguas residuales. En 2007, el conseller de Medio Ambiente anunció que su departamento destinaría a esta inversión cerca de 25 millones de euros. "Preguntamos por aquel proyecto a la directora general de parques naturales de la Comunidad Valenciana y nos dijo que no tenía conocimiento de tal previsión...". Aquel proyecto planteaba "la ejecución desde la depuradora de un pozo de unos 120 metros de profundidad al final del cual se instalará una cámara de turbinas", para "generar energía cada vez que haya que verter las aguas al mar", tras el cual iría el emisario y fue anunciado dos meses después de la primera "bandera negra" del ámbito de Serra Gelada.