La Vila Joiosa vivió ayer una fiesta. Una de las que se recordarán por el buen ambiente de las miles de personas que se dieron cita en el municipio para ver, disfrutar y deleitarse con la Entrada Mora en unos festejos que cada año mejoran y atraen a más vecinos y turistas del municipio. El acto comenzó sobre las ocho de la tarde. Pero antes miles de personas se aglomeraron en las calles del recorrido del desfile. Colón, avenida del País Valenciano y la Plaza de la Generalitat fueron los puntos en los que la gente se concentró para disfrutar de la vistosidad y el colorido de los trajes de los festeros.

El ritmo y la música fue el protagonista de la noche. Un protagonista que animó a todas las personas que se acercaron hasta el municipio para acompañar a las tropas de la Media Luna y a su capitán Juan Lloret, de la banda los Moros del Riff.

Fue él quien lideró las once compañías del bando musulmán. Un liderazgo que utilizó para realizar una impresionante Entrada a base de música, baile y colorido. Mucho colorido. Y mucho festejo. En el éxito de la noche estuvieron los aliados. Sus aliados. Los de las compañías de los Tambores, Asociación Santa Marta, Moros del Riff, Negros, Artillería del Islam, Moros de Capeta, Moros Mercaders, Artillería Mora, Moros Pak-kos, Guardia Negra, Beduinos y Piratas Berberiscos que fueron representados por sus respectivos capitanes y los cargos festeros de 2010.

Sin embargo, toda la atención la acaparó la compañía Moros del Riff. La posesión del reinado moro en esta banda y la preparación de un desfile en el que recrearon la vida señorial y contemplativa del Riff a través de jardines morunos, hierbas aromáticas y faroles de fuego, algo inaudito en las fiestas de La Vila Joiosa, levantó las palmas y los aplausos de los asistentes.

Expectativas cumplidas

Todo el trabajo realizado y preparado todo el año tuvo su recompensa, ya que la compañía vio cumplidas las expectativas marcadas desde la banda de los Moros del Riff. Ovaciones, aplausos y comentarios positivos por reconocieron su trabajo y tenacidad por su capacidad de sorprender. En definitiva, fue una noche que quedó, y quedará, grabada en la memoria de todos. Los rostros de felicidad en los diferentes miembros de las compañías lo demostraban.

Quien lo vivió con más intensidad fue el Juan Lloret, ya que pudo aliviar toda la tensión que acumuló hasta ayer. El momento que había estado esperando se hizo realidad con la opinión generalizada de que había sido un desfile de fábula.

Este desfile dará paso al bando cristiano hoy. Otro nuevo acto festivo que tendrá que estar a la altura del que los vileros pudieron ver ayer y que estuvo marcado por el colorido, música, gracia y arte.