Hace tres años, antes de las últimas elecciones municipales,el Parque Censal de La Vila Joiosa, el más grande del casco urbano, lucía impoluto y en él se iniciaban las obras de unas rampas mecánicas, con un presupuesto de 2,9 millones de euros, que lo atravesarían para unir el centro de la ciudad con la playa. Hoy, el pulmón verde vilero desfallece. Suciedad, desperfectos en columpios, vallas rotas, pintadas sobre el conjunto escultórico de cerámica realizado en 1998 por dieciséis artistas alicantinos e incluso fallidas rampas, pues casi nunca funcionan entodo su recorrido, hacen del lugar la estampa del olvido.

De sus usuarios, los más desfavorecidos son los menores. Desde hace casi un año la organización Save the Children publicó quejas de madres por el deterioro de la zona de columpios. Hoy, esos desperfectos continúan casi en las mismas condiciones pese a que son muchos los padres que también han manifestado al Ayuntamiento sus quejas. Unas denuncias que advierten de la peligrosidad que suponen los desperfectos de los juegos infantiles, y la acumulación de suciedad que hay por cada rincón. "Cada día está más abandonado, aunque vivo en Madrid soy de aquí y vengo en verano y esto está aún peor que el año pasado", declaró ayer María, una de las madres que acudió al parque. Junto a ella, Juan Alfonso, abuelo de dos niños, calificaba el Censal como "desastre, al igual que otros parques está lleno de basura, como el de la Sicop o el de la calle Relleu, y así lleva dos años". Leona, una residente británica veinteañera, se quejó del vandalismo manifiesto. "Muchos no respetan nada y falta seguridad, por la noche es peligroso pasar por aquí". María, otra vecina que acude al parque desde hace siete años también habló: "Antes estaba impecable, ahora me pongo la sombrilla para que no me caigan bichos, imagino que no habrá dinero para pagar a jardineros, nunca hay nadie limpiando y no arreglan los juegos".

En la parte central del parque, junto a un teatro al aire libre, desvencijado y lleno de pintadas y basuras, tres jóvenes suman quejas. "Ni siquiera funciona la única fuente que hay en todo el parque, faltan papeleras y apenas hay vigilancia de a pie, con todo el paro que hay podrían coger una cuadrilla para arreglarlo, y mantenerlo, pero los políticos no van a quitarse 500 euros de su sueldo para esto", afirmó Juanjo, de 20 años. Junto a él, su novia, Paqui, comentó lo incómodo que resulta para las chicas pasar solas a ciertas horas. Algo más abajo, junto a una gran fuente decorativa, sin agua, el perfil del usuario cambia: hombres inmigrantes. Erick, de 18 años, afirma que aunque "no hacen nada, asustan a las chicas, porque siempre dicen algo... y ya se sabe que nunca pasa nada hasta que pasa". Los vecinos que viven junto a esa zona se quejan también del ruido. En ese lugar vecinos de étnia gitana pasan el fresco, más de una noche, al son de la guitarra para desconsuelo de los madrugadores.

Y junto a todos ellos: las rampas mecánicas que atraviesan el parque y que casi nunca funcionan. Cuando lo hacen, son usadas para lo que anunciaron: sillas de ruedas y carritos con niños, pese a que la normativa lo prohíbe.