Se presenta como un aficionado matemáticas y a las Taulas de Menorca, las construcciones megalíticas exclusivas de la isla balear que les dan nombre, pero lo cierto es que el alteano Vicent Ibáñez Orts lleva años labrándose un nombre como investigador gracias a su pasión por las ciencias exactas y la historia. Dos temas que le llevaron, hace unos meses, a descubrir entre antiguos documentos puestos a la venta en una antigua librería de Valencia una treintena de protocolos notariales pertenecientes a la familia Aragonés, la más potentada de La Vila Joiosa, cuyos últimos herederos tuvieron que dejar todas sus posesiones a la iglesia y el pueblo al no tener descendencia.

¿Como consiguió localizar estos documentos tan antiguos?

Con frecuencia viajo a Valencia por motivos familiares, y en ratos libres una de mis distracciones es darme una vuelta por las librerías "de viejo", pues algunas son una suerte de cementerio de documentos. En una de ellas vendían pergaminos de los siglos XIII y XIV, junto a protocolos notariales de los siglos XVIII y XIX, que al examinarlos, descubrí un lote relativo a la familia Aragonés. Los vendían porque los compran con fines decorativos por el sello notarial y la propia firma del notario, muy llamativas. Los compradores los desguazan y enmarcan esas dos hojas tirando el resto.

¿De qué dan cuenta dichos protocolos notariales?

Hay dos muy interesantes que reflejan la compra por parte de los hermanos Vicente y José Antonio Aragonés de la exención de ser reclutados por el ejército o milia nacional. Los documentos se firmaron el 30 de septiembre de 1836 y la bula le costó 2.200 reales de vellón a cada uno. Aun así, en general son compras y ventas de casas o fincas que cambian de propietario, su extensión en jornales de labrar, la partida a la que pertenecen ("dels Partidors, "Rancalloses", "Almiserans"), vecinos, profesión de los compradores o testigos, diezmos, censos que debían pagar a la iglesia, moneda y precio de cada transacción - maraveíes, libras, sueldos, dineros o reales de vellón-, etc. Arrancan con los herederos de Jayme Aragonés Mayor, de serafina y de su hermano Pedro, que ostentaba el cargo de Requisidor de la Costa Marítima de La Vila Joiosa. Por ejemplo, el 18 de enero de 1795 compraron a Vicente Furio, patrón´ron de navegación, un trozo de tierra de huerta pde un cuarto de hora de labrar por 50 libras. En 1827 Catalina Aragonés, hija de Pedro, compra a Gaspar Llinares de Juan "tres días de orno de pan cocer en el arrabal de San Agustín, denominado del Torreón", por 4.000 reales de vellón.

¿Hay algún otro que le haya llamado la atención además de la exención de aquella "mili"?

Es curioso el testamento de José Antonio Aragonés y Bolufer, de 27 de diciembre de 1879, que redactó un mes antes de fallecer. Detallaba como se debía "enterrar y amortajar su cuerpo cadáver: con las ropas de mi luto y puesto en ataúd forrado de negro sin ningún adorno ni cintas", dejando para el entierro la cantidad de 250 pesetas. Aparece también la valoración de sus propiedades y como se debían distribuir entre sus tres hijos: Pedro María, Ignacio y José Antonio Aragonés Urrios. Los dos hijos solteros en esa fecha heredaron conjuntamente la casa familiar que corresponde con la del número 10 de la calle Mayor de La Vila, hoy propiedad del Ayuntamiento. También destaca el último protocolo, fechado en1889, es de Ignacio Aragonés, militar destinado a Valencia. Nombra administrador de sus propiedades en La Vila a Joaquín Buforn Valenzuela y a Cosme Soler y Soler, para solicitar la declaración de heredero abintestato de su difunto hermano José Antonio, procedimiento judicial que aún se sigue para adjudicar los bienes de quien muere sin testamento. Además, todos los documentos están escritos por el amanuense, cosidos a mano por el lomo, y en perfecto estado.

¿Y qué piensa hacer con ellos?

Los compré para que no acabaran desguazados para decorar cuadros, y su lugar debería ser la Fundación Aragonés o los archivos municipales. Me he puesto en contacto con la concejal de Cultura, Loli Such, que a su vez me puso en relación con los técnicos municipales, como paso previo para poder donarlos próximamente.