Nunca pensó que los quebraderos de cabeza que le daría su dedicación a la agricultura vendrían de intentar impulsar un cambio generacional y un aperturismo en lo que afecta al sector en su municipio. Sin embargo, para Marta Orts ha sido desde que fuera elegida, hace año y medio, síndico de la Comunidad de Regantes de La Vila Joiosa. Desde su llegada se enfrenta, una y otra vez, a la costumbre, a la manera de hacer las cosas como siempre se han hecho, aunque esto no sea sinónimo de hacerlas bien.

Tras año y medio en el cargo, no exento de polémica, ¿le quedan ganas de seguir alzando la voz y participando de los temas que atañen a la Comunidad de Regantes de La Vila?

Por supuesto, aunque a veces uno no consiga conciliar el sueño. Además, no deseo ser única, el objetivo es promover un relevo generacional. Ahora, por ejemplo, ha dimitido un síndico, Gaspar Lloret, y sería lógico que los jubilados que formaban parte de su equipo, y los que en dos años no asisten a las Juntas del Sindicato, dado su manifiesto desinterés, dejaran sus puestos, y entraran comuneros que estuvieran interesados en la buena marcha de la Comunidad. Sabemos que es muy difícil en la situación que atraviesa la agricultura, pero de todas formas vale la pena intentarlo. Además, animo a las mujeres a participar. De los 1.764 comuneros, 506 son mujeres, pero aún no se las ve, como si las vetaran.

¿Cree que puede deberse a que desconocen el funcionamiento de la Comunidad?

Puede ser, aunque no sólo por ellas, sino por muchas más personas. Me llama la atención que siendo la Comunidad una institución a la que todos pertenecemos -más de 1.700 personas- se tenga en general tan vago conocimiento de lo que es y de cómo funciona. Incluso algunos confunden la Comunidad de regantes y una cooperativa que hay instalada en régimen de alquiler en locales de nuestra propiedad, al igual que lo está una entidad agrícola de la Generalitat Valenciana.

¿Y cómo funciona?.

Como todas las que hay en España. Nos reunimos dos veces al año en Junta General, una en junio (que será el domingo día 13) y otra en diciembre. Esa Junta asume todo el poder, se toman por votación todas las determinaciones y la formamos todos los comuneros y comuneras, los titulares de 4.405 jornales de tierra, que suponen más de 13 millones de metros cuadrados del término municipal de La Vila. Para su gobierno se establece el Sindicato de Riegos, con 11 síndicos, cargo que puede serlo cualquiera, independientemente de sus jornales. Esa junta es la que tiene que velar por la administración y la dirección, teniendo presidente, vicepresidente, secretario, vicesecretario y tesorera.

Pero usted es también la tesorera y, según ha denunciado, no le facilitan la información que necesita para sus funciones.

Esa es otra lucha, y sigo en ella. La Comunidad se reorganizó tras inaugurar el pantano Amadorio, del que es titular, y tiene un fortunón en bienes y derechos: El embalse de Relleu y sus terrenos, presa y acequia; La Font del Arc en Benimantell; Acequias de l'Amunt de La Val, dels Plans, de Foyetes, del Charco con sus prolongaciones al mar; Aprovechamientos de todas las aguas que se recojan del pantano Amadorio; El edificio completo donde está nuestra oficina en la calle Paz, etc. Si todo estuviera bien administrando, ¿sabe cuanto podríamos ahorrar por cada hora de agua que llega a nuestros bancales?

¿Cuánto cree usted y cómo podría hacerlo?

Para empezar, no se ha hecho ningún estudio de restricción de gastos desde que empezó la crisis. Optimizando los gastos nos podríamos ahorrar mucho dinero. Rentabilizando las propiedades de la Comunidad se podrían obtener más beneficios. Además, para 6 manadores tenemos tres empleados para la Administración de la empresa. Estudiando el costo del sistema Administrativo de la Comunidad

¿Tiene alguna propuesta en este sentido preparada para la próxima Junta General?

Volver a que la Gestión y Administración de la Comunidad vuelva a depender exclusivamente de la Junta del Sindicato como ha sido siempre e indican las Ordenanzas y Reglamento y no en manos de uno de los tres empleados.

¿Qué le diría a aquellas personas a las que les gustaría participar activamente, pero que no se atreven?

No creo que en un país democrático, se tenga miedo de participar en una entidad; puede que algunas personas no hayan tenido interés, aunque tengo conocimiento de que otras han intentado entrar en la Junta y no lo han conseguido, pero que tengan temor, no lo creo.