Los vecinos de Castell de Castells empiezan a tener la sensación de que su pueblo, de repente, ha vuelto al pasado. Desde hace un año viven casi aislados, ya que su principal carretera de acceso está cortada por obras. Además, el pasado viernes, entre las 18 y las 23.30 horas, se quedaron sin suministro eléctrico, y el domingo no tuvieron agua en todo el día. Hasta la banda de música tuvo que suspender su ensayo semanal porque no había luz. Mientras, los bares se quedaron sin agua en el peor día, cuando algunos turistas sin miedo a marearse en las curvas del Coll de Rates se arriman al pueblo.

Los vecinos ya han perdido la cuenta de los kilómetros de más que han hecho desde mayo de 2009, cuando la empresa contratada por la Diputación de Alicante inició las obras de la carretera. Esos trabajos debían terminarse en nueve meses. Pero, tras más de un año, la empresa ha empezado estos días a arrojar la zahorra para compactar el firme y después asfaltarlo.

El retraso se achaca a que ha sido un invierno muy lluvioso y durante muchos días los obreros no han podido trabajar. Ahora, para acabar antes, se ha modificado el proyecto y no se sustituirán los dos viejos puentes que cruzan el río Gorgos.

El invierno ha sido muy crudo para los vecinos de Castell de Castells. Las nevadas mantuvieron el pueblo totalmente aislado durante varios días, ya que ni siquiera estaba practicable el itinerario alternativo del Coll de Rates y Tàrbena (Marina Baixa).

Pero ahora que ha llegado el buen tiempo no hay forma de ver la luz. Los fallos en el suministro eléctrico y de agua del pasado fin de semana han acrecentado la indignación de los vecinos.

"Vamos de mal en peor", lamentó ayer el portavoz del PSPV, Toni Vaquer. "No teníamos bastante con el cierre de la carretera y ahora también sufrimos cortes de luz y agua. Y la alcaldesa (María Rosa Pérez, del PP) como si no pasara nada".