Nos sentimos estafados y engañados". Con esa rotundidad se expresan los vecinos de la Torre Lugano de Benidorm, pocos meses después de entrar a vivir. Estos propietarios adquirieron sus viviendas con la ilusión de quienes van a residir en uno de los lugares con mejores vistas de la ciudad, en un rascacielos con las últimas tecnologías y con materiales de vanguardia y comparable a vivir en el hotel Bali, con el que guarda semejanzas en cuanto a la altura. 186 metros el hotel y 148 la torre. Pero su ilusión, dicen, se ha dado de bruces con la realidad. "A primera vista parece que todo está muy bien y que el edificio es lo que prometía el proyecto, pero pronto uno se da cuenta de que es una gran chapuza". Así se expresaba Alberto Saiz, un vecino que compró hace meses su piso y que, como la inmensa mayoría, ha colocado el cartel de "Se vende" en su terraza. "Es una forma de protesta contra la promotora, que no se hace cargo de las deficiencias y así, si alguien viene preguntando qué pasa, se lo contamos" explicaba.

Otro vecino, Vicente Villalba, empresario jubilado y vicepresidente de la comunidad de propietarios, resumía el sentir generalizado de los allí residentes: "Esta casa es una ruina". Se han encontrado para su disgusto con que en 16 meses ya han tenido que hacer frente a varias derramas para pagar las reparaciones necesarias. Denuncian que la alarma antiincendios ni funciona ni ha funcionado nunca. "Al principio saltaba la sirena 70 u 80 veces diarias y al final ha habido que desconectarla porque era un sinvivir" señalaba Alberto Saiz. Tampoco las tuberías de agua están instaladas con los parámetros legales porque "están construidas para soportar 16 atmósferas y la presión en este edificio es de 21" relataba Vicente Villalba. Conclusión: se han producido varios reventones e inundaciones. Igualmente algunos han tenido que soportar los escapes de aguas fecales en sus propios pisos. Un vecino que prefería mantenerse anónimo precisó que eso ha ocurrido "hasta en 5 ocasiones" y que al ir a arreglarlo los operarios se encontraron las cañerías embozadas "por restos de material de obra no retirado".

Hay más quejas. Según decían, buena parte de los aires acondicionados no funcionan e incluso alguno ha tenido que ser bloqueado en espera de reparación. Las rachas de viento han tirado árboles que no pueden enraizar debido a que a 30 centímetros de profundidad "hay roca", se han derrumbado vallas, las paredes no tienen aislamientos e, incluso, las persianas están por dentro de las ventanas. "Esto no pasa en ningún edificio" repetían. Vicente Montoro, vecino de la finca, lamentaba que "la empresa pasa de nosotros y dice que sea el juzgado quien se pronuncie".

Resultaba llamativo que en un inmueble de vanguardia se haya instalado un pequeño transformador en el suelo de un sótano, debajo del cuadro de luces, para evitar que salten los interruptores de las luminarias de una planta. "En el momento en que entre agua por las lluvias puede pegar un petardazo enorme, y como no funciona la alarma estamos apañados".

La promotora de Torre Lugano, formada por Bancaja Hábitat y el Grupo Acciona, tiene por vender aún 64 de las 204 viviendas del bloque. Los precios de los pisos, según la web de la empresa, crecen a partir de los 160.000 euros los de dos dormitorios. Los propietarios precisan que hay viviendas entre 240.000 y 350.000 euros en función de la altura y los metros. Otras plantas "especiales" y áticos cuestan entre 600.000 y 710.000 euros.

Fuentes de Bancaja Hábitat achacaron las quejas "a un señor en particular" y recalcaron que "hemos realizado todas las reparaciones sin problemas" mientras precisaban estar "muy tranquilos". Además, recordaron que el juez ya ha sobreseído una querella presentada contra la empresa por estafa. El arquitecto del edificio, Adolfo Rodríguez, no quiso realizar comentarios al respecto. El Ayuntamiento, por su parte, ha dado orden de realizar una inspección técnica en el inmueble tras las reiteradas quejas de los vecinos.