Benidorm rendirá homenaje a Jaume Ferrer, primer alcalde republicano que dio cobijo en su domicilio durante la Guerra Civil a la talla de la patrona de la ciudad, la Mare de Déu del Sofratge; y al párroco Luis Duart, cura de la parroquia de San Jaime y Santa Ana desde 1950 hasta su fallecimiento en 1983. Ambos reconocimientos se harán dando sus nombres a dos calles del casco antiguo de Benidorm, cuya localización exacta no fue precisada ayer por el gobierno local, que aprobó en Junta de Gobierno llevar la propuesta al próximo pleno ordinario.

Jaime Ferrer Nomdedeu (nacido en Benidorm en 1908) tomó posesión de la Alcaldía de Benidorm cuatro días antes de estallar la Guerra Civil, el 14 de julio de 1936, y cuatro meses después de formar parte del gobierno progresista de Josep Miñana, quien por problemas de salud abandonó el cargo proponiendo a Ferrer para el mismo. Éste tampoco duraría mucho, seis meses, pues por su juventud fue llamado a filas en enero del 37, y al acabar la contienda, fue encarcelado, primero en Denia, y después en la Prisión Modelo de Alicante. Aun así, aquel corto periodo, según relata su sobrino, el catedrático Rafael Ferrer Alemany, reflejó la preocupación de Ferrer en el ámbito educativo y de abastecimiento de aguas del municipio, creando la «escola del Almafrá» y aprobando varias obras de canalización. Sin embargo, pasaría a ser recordado por la defensa realizada a la patrona de Benidorm, cuya talla cobijó en una cómoda de su domicilio durante el tiempo que ocupó la alcaldía, cediendo su custodia a su marcha a su sucesor, Emilio Ruzafa, de cuya casa saldría, ya en procesión, acabada la guerra. Aquella protección, según recuerda Ferrer Alemany, fue pactada como una «decisión municipal» entre el alcalde, el secretario municipal, Ramón Rodríguez, el líder de la UGT, Juan Ripoll, el trabajador municipal Quico Enrique Thous, y el sacristán de la iglesia. Pero además, influenciado por su hermano, Simeón Ferrer, que murió en el exilio, el alcalde protegió a personalidades afines al bando nacional que intercederían por él, en vano, mientras estuvo en encarcelado.

Por su parte, Luis Duart Alabarta fue destinado a Benidorm como cura de la parroquia San Jaime y Santa Ana el 14 de octubre de 1950. De su paso por la ciudad, donde moriría el 3 de enero de 1983, se reconoce «la extraordinaria labor realizada en su pastorado y la sólida formación recibida en sus estudios eclesiásticos». Una instrucción que le permitió estudiar la arqueología y la historia local y eclesiástica, destacando sus aportaciones al conocimiento del yacimiento más importante de Benidorm, el Tossal de la Cala; y en el ámbito de la historia local, las relacionadas con verificar la fecha de construcción de la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, estudios relativos al Hallazgo de la Virgen y la Carta Pobla de Benidorm.