Centenares de vecinos de La Vila llevan dos semanas movilizándose en contra del levantamiento de lo que consideran "una monstruosidad", junto al casco urbano, "que puede dañar su salud y destruirá la huerta vilera", en alusión a la futura subestación eléctrica transformadora que Iberdrola planea construir "junto a una futura zona escolar e infraestructuras asistenciales", entre las zonas conocidas como Ribassos y La Foradá. Los vecinos ya han presentado más de 300 alegaciones al proyecto, tras conocerlo a través del Plan de Participación Pública, que lo mantendrá expuesto hasta el próximo 24 de octubre en el tablón de anuncios del Ayuntamiento, y en la página web de Iberdrola.

En ese documento figuran las características de la subestación y una encuesta dirigida a los vecinos. Una de las primeras personas que la cumplimentó y presentó fue Marta Orts Llinares, vecina afectada, vinculada al ámbito de la agricultura, y técnico especialista en Salud Ambiental. Según afirma, "la actividad que se quiere implantar está calificada como molesta, insalubre, nociva y peligrosa, al ocasionar perjuicios para la salud y el medio ambiente". Además, añade, "la información aportada por los responsables es poco veraz". La afectada, que vive a unos 50 metros de donde iría la estación, desmiente que se trate de "una zona libre de viviendas junto a la futura vía parque, a lo largo de la cual puedan discurrir las líneas subterráneas de distribución", y recurre al propio proyecto donde se dice que "la línea será aérea en su totalidad".

En este punto, Marta recuerda que cada vez son más las sentencias judiciales contra instalaciones generadoras de campos electromagnéticos apoyándose en el principio de precaución (el mismo que lleva a las autoridades a prohibir fumar en espacios públicos). Este aspecto, y el hecho de que se hayan presentado cientos de alegaciones pidiendo que se ubique lo más alejada del pueblo, les da esperanzas de que las autoridades locales y la empresa rectifiquen el proyecto. Y es que incluso los argumentos expuestos en el documento sobre la descripción de la zona son inconsistentes para los vecinos. "Habla de chopos y sauces, árboles que no se conocen en la zona, y no mencionan los eucaliptos y olivos centenarios sobre los que discurrirán las líneas, ni se dice que la parcela donde iría está muy próxima a yacimientos arqueológicos, a monumentos declarados Bien de Interés Cultural, al museo de Chocolate, adecuado en un edificio del siglo XIX, al jardín botánico municipal, etc".

Otra argumentación en contra es que afectaría, supuestamente, a los sistemas de riego, que forman parte del patrimonio etnológico y de la cultura del agua de este municipio.

Por último, los vecinos rechazan la afirmación del proyecto de elegir el enclave por su facilidad de acceso. "Por la calle Ribassos no puede circular más de un vehículo en paralelo determinados tramos", recuerdan los vecinos.