adie, tal vez ni él mismo, podía suponer que cuando el concejal José Bañuls no acudió a unas comisiones informativas el pasado 18 de mayo, su ausencia terminaría desembocando en la mayor crisis municipal que Benidorm ha vivido en su historia. Lo que comenzó siendo, según el propio Bañuls, un periodo de reflexión personal, y según el PP unas vacaciones, ha terminado en un tsunami político que ha salpicado a las altas esferas de los dos grandes partidos.

Aquel día, el 18 de mayo, el Ayuntamiento celebraba sus habituales comisiones. Al término de las mismas se conocía que Bañuls no había estado presente. Nada raro, a priori. Tal vez la existencia de un malestar interno del edil con otros compañeros de grupo hizo saltar las alarmas puesto que esa misma mañana muchos de ellos trataron de contactar con él sin conseguirlo.

Este periódico, sin embargo, publicó el 21 de mayo que Bañuls se había tomado un periodo de reflexión para meditar su continuidad en el gobierno. El PP negaba la supuesta mala sintonía y se reiteraba en el periodo vacacional de su concejal. Tras una semana sin noticias del edil desaparecido, el día 25 de ese mes reaparece para anunciar que abandona sus competencias en el equipo de gobierno, Seguridad, Movilidad y Juventud. Ahí pone de manifiesto las diferencias internas y surgen los primeros rumores acerca de la posibilidad de una futura moción de censura.

No fue hasta un mes después, el 24 de junio, cuando el concejal díscolo vuelve a tomar la voz para desvelar que deja de pertenecer al grupo popular, causa baja como militante y que forma parte del grupo no adscrito. En ese interín de tiempo los contactos se sucedieron para evitar lo que parecía inevitable. Hubo un pleno en el que vota junto a sus todavía compañeros de grupo. Pérez Fenoll, a la vista de los hechos, rompe su silencio y defiende la honorabilidad del regidor. Tras el 24 de junio la situación dio un giro radical y donde algunos veían posibilidades de arreglo, Bañuls se encargo de demostrar que era imposible. El PSOE, que hasta el momento se mantenía en un discreto segundo plano esperando acontecimientos, pasó al ataque. Una ofensiva que se materializó en la famosa sesión plenaria del 10 de julio. Allí, la pinza formada por el tránsfuga y los socialistas origina una nueva mayoría en la oposición y propone una serie de medidas que suponen, en la práctica, una moción de censura encubierta.

Las declaraciones de unos y otros se suceden y la moción de censura ya flota en el ambiente. El PSOE llega a anunciar una hoja de ruta cuyo contenido no desvela mientras que durante el mes de agosto llegan las desautorizaciones de Alarte a la posible moción y la de Ferraz tras una visita de los doce ediles del PSOE.

Después de muchos rumores sobre posibles fechas, la censura se presenta el 10 de septiembre, con el anuncio de los concejales de su baja de militancia. Empiezan a cobrar actualidad los supuestos intentos de sobornos a regidores y las amenazas de ir a la justicia. El asunto llega a las altas instancias de los dos partidos y se refleja la tibieza del PSOE con respecto al futuro de sus ya ex ediles. Mañana martes, día 22, la corporación dictará sentencia.