Después de un tiempo en el cajón, la segunda fase de urbanización del bulevar de la avenida de Salamanca en Santa Pola podría reactivarse el próximo año. En un pleno extraordinario, se acordó por unanimidad de todos los grupos enviar el proyecto con los planos a la Diputación Provincial, para solicitar la línea de subvenciones del Plan de Obras y Servicios. El coste de la segunda fase está valorado en 549.787 euros y el ente provincial financiaría el 55% de los trabajos que se ejecutarían en 2019, mientras que el Ayuntamiento aportaría el resto, 302.000 euros.

La zona beneficiada es un tramo de 300 metros de amplitud, situada entre la calle Monóvar y la avenida Obispo Bascuñana. En cuanto a las actuaciones planteadas, se seguirá la línea estética de la primera fase, que ya se ejecutó el año pasado. En primer lugar, la avenida ganará espacio para ubicar unas 90 plazas de aparcamiento en batería y en sentido oblicuo a ambos lados del bulevar. Siguiendo las reivindicaciones de los residentes de Playa Lisa y Gran Playa, este entramado abandonará el aspecto de descampado y se convertirá en una zona de tránsito que conecte con los dos sectores del municipio, mediante zonas de esparcimiento.

Sin embargo, los técnicos han modificado el proyecto original de urbanización que en su momento dejó redactado el Partido Popular al final del anterior mandato.

Entre esos cambios, se limita el número de bancos de madera y elementos de mobiliario urbano, de la misma forma que se optimizarán y reducirán las farolas por metro cuadrado en este nuevo tramo, aunque se mantendrá el mismo diseño de estos elementos como en la primera fase. Se mantendrá igual el suelo, que combinará adoquinado rojo con baldosa de terrazo, mientras que se intensificará la parte central del bulevar, poblada con plantas trepadoras, más de treinta ejemplares de ficus por todo el paseo y alcorques con bordillo jardinera. Los vecinos de la zona de Playa Lisa y Gran Playa aplauden el desarrollo del área de expansión porque aumenta las posibilidades para que puedan reunirse y salir a pasear, además de incrementar el estacionamiento en la zona.

Sin embargo, consideran que hay mejoras que podrían haberse hecho en el caso de las entradas, que, a pesar de que cuentan con rampas accesibles, los bordillos no son redondeados, «y resultan peligrosos para personas mayores o niños que pueden tropezarse», señala un vecino de Playa Lisa. Por otro lado, al urbanizar la zona, se acotan los terrenos que muchos vecinos utilizaban como parque canino al sacar allí a pasear a sus mascotas. Los residentes piden que se habilite alguna zona de esparcimiento para los animales, porque temen que, cuando se complete la urbanización, se masifiquen los pocos parques que hay alrededor, como el de Ricardo Benegas, «y se devalúen las zonas ajardinadas», explica otra vecina de la zona.