Los testigos de la guerra siguen dejando su huella en la sierra de Crevillent. De hecho, el domingo se encontró una granada que podría haber estado enterrada durante más de setenta años en el lugar. Especialistas en Defensa Nuclear, Radiológica, Biológica y Química (Nrbq) del grupo de Desactivación de Explosivos (Gedex) de la Guardia Civil intervinieron ese mismo día para desactivar el explosivo y destruirlo.

Fue por la tarde cuando un excursionista que se encontraba haciendo una ruta por la sierra en el entorno del Pantano se percató de un objeto sospechoso incrustado en un tronco. Al comunicarlo a la Guardia Civil, los agentes se personaron y tomaron fotografías del artefacto, una granada de mano de tipo «piña», que minutos después quedó en manos de dos agentes del Gedex.

En ese momento se desplegó el protocolo habitual que arranca con el acordonamiento de la zona en un radio de varios metros. Después se comprobó que la granada presentaba un mal estado de conservación, oxidada, debido al tiempo en el que podría haber estado fuera de la vista de la gente. Además, estaba activada y mantenía la munición con la que fue diseñada, previsiblemente, durante la Guerra Civil española.

Para mantener la seguridad, los agentes analizaron minuciosamente el artefacto con un sistema de Rayos X y descubrieron que el elemento no tenía la anilla que se utiliza para activar el temporizador, con lo que el riesgo de que explosionase era menor.

Para trasladar el artefacto a una zona segura, lo introdujeron cuidadosamente en una especie de caja fuerte y lo trasportaron a una de las canteras de San Vicente del Raspeig, enclave donde procedieron a la detonación controlada por tratarse de una zona de bajo impacto ambiental. Sin embargo, hay casos en los que el objeto tiene que detonarse en el mismo punto donde ha sido hallado, debido a que cualquier manipulación podría ocasionar la explosión, aunque por suerte no ha sido el caso de esta granada. La situación estuvo controlada.

«Hemos encontrado muchos fósiles que han acabado en el museo de arqueología, pero jamás un explosivo de la Guerra Civil», asiente asombrado Felipe Tortosa, presidente del Centro Excursionista de Crevillent, que asegura que en todas estas décadas no han hallado un elemento de estas características, a pesar de conocer al milímetro cada recodo de la sierra.

Al 062

Desde la Guardia Civil explican que es común que en entornos montañosos estos objetos salgan a la luz después de fuertes lluvias y tormentas, que provocan que la propia naturaleza los desentierre.

Para extremar las precauciones, los cuerpos de seguridad aconsejan a los usuarios que se alejen del objeto a una distancia prudente, que no entren en contacto con él y que avisen de inmediato al 062, teléfono de emergencia de la Guardia Civil. Estos objetos pueden reactivarse si se manipulan, ya que resisten al paso de las décadas, con potencia suficiente como para provocar situaciones fatales.

Los artefactos suelen hallarse con normalidad en la provincia, reconocen desde la Guardia Civil. Por ejemplo, el pasado mes de marzo los cuerpos del Gedex encontraron una granada de mortero en la vivienda de un vecino de Beneixama, que había fallecido unos años atrás.

Algunos de estos artilugios de guerra, entre los que destacan también cartuchos de revólveres y pistolas, han aparecido escondidos en dobles techos, debajo de las tejas o incluso en falsos muros de algunas viviendas antiguas, y han salido a la luz cuando los nuevos propietarios de los inmuebles han hecho reformas, como el caso de un vecino de Relleu, en la Marina Alta, que encontró en mayo de 2017 una granada de tipo «biberón» cuando sustituyó las tejas de su chalet.